1. Un Maduro Mecánico


    Fecha: 22/10/2017, Categorías: Gays Autor: micboc, Fuente: xHamster

    ... como si hubiera acabado intentando esconder ni mano derecha. Bartolo, después de lavarse las manos, se dirigió al urinario que yo acababa de dejar. Mientras yo me lavaba las manos todo lo rápido que podía no pude evitar lanzar una miradilla descuidada al oír el ruido de su orina, y pude ver que estaba ligeramente separado de la pared, pudiendo ver por un segundo un trocito de su glande. Salí del aseo y el resto del tiempo procuré no mirarlo.Al fin, los dos ayudantes de Bartolo se despidieron, y él me dijo que lo esperase en su oficina, en la planta alta del taller. Allí me encontré en un despachito todo revuelto de papeles. Me senté en la silla frente al escritorio y esperé.Bartolo subió a los tres minutos. Saludó y se dirigió detrás del escritorio. Mientras me hablaba de la avería de mi coche mi mente se perdió, porque al tiempo que hablaba y como el que no quiere la cosa Bartolo se estaba desabrochando la camisa y secándose el pecho y las axilas con una pequeña toalla. Así pude ver aquel pecho con pelo negro, sus tetas que eran grandes sin llegar a ser obesas y su vientre. Y siguiendo con su limpieza, se desabrocho el botón del vaquero y bajó un poco la cremallera, y levantando un poco la parte del calzoncillo blanco con figuritas que llevaba, se metió la toalla para secar el sudor de su entrepierna, así pude ver durante un segundo otra vez su glande. Esta vez pude verlo mejor: tenía la piel un poco separada, era de color carne apagado y no parecía ser muy grande, mas bien ...
    ... al contrario, parecía tener una polla corta pero gruesa. Yo estaba en el limbo, debí quedarme de piedra y cuando reaccioné fue para apartar la vista con otro ataque de vergüenza. En ese momento solo me hizo volver a la realidad el momento en que Bartolo, mientras se metía el faldón y se volvía a abrochar acabando así de arreglarse me dijo el precio que me iba a costar la reparación. Era un precio excesivo para mi economía. Así que pregunte a Bartolo por las formas de pago y le dije que no podía pagarlo. "Bueno, veamos lo que podemos hacer", me respondió, y se dirigió a un armario a mis espaldas. Yo miraba el presupuesto que había sobre la mesa y lo oía tras de mí trasteando con un archivador. Cuando regresó me dijo: "Creo que podré hacerte el favor, pero me tienes que hacer otro". En ese momento se me vino el mundo encima. Estaba terriblemente nervioso, así que solo pude responderle de manera automática e instintiva, con la voz ahogada: "lo que sea".Bartolo sonrió, se puso de pie a mi lado e incrédulo pude ver como volvía a desabrocharse el pantalón, bajarse el slip y dejar fuera aquella polla pequeñita y regordeta, envuelta en una mata de pelo negro enorme y rizado, y unos huevos redondos y enormes en la comparación. La acercó hasta mi boca. En ese momento me asaltó un olor a sudor y a macho increíble, y de repente todos mis tabús desaparecieron y dejé correr mis instintos. Cogí su polla y comencé a chuparla como tantas veces me imaginaba en sueños, moviéndola dentro de mi ...
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