1. Noche de bodas muy deseada (primera parte)


    Fecha: 03/02/2019, Categorías: Hetero Autor: Dita Delapluma, Fuente: CuentoRelatos

    ... acosté llorando. Sólo esperaba que aquello realmente valiera la pena para Oli, porque yo me sentía destrozada. Era la primera vez que me enamoraba seriamente y dolía mucho más de lo que jamás hubiera podido imaginar. A la mañana siguiente, mi cama estaba fría y vacía. Me faltaba mi Oli despertándose con su erección matutina y su sentirse violento porque esto le sucediera, su tiempo ocupando el cuarto de baño para ducharse, afeitarse, retocarse, higienizarse y empaparse en colonia hasta la exageración, sus intentos de tomar la temperatura de las tostadas del desayuno, cuando no el llevar la cuenta exacta de las galletas que se echaba en la leche, o medir en el vaso milimetrado la cantidad de cereales, sus infinitas manías,… pero sobre todo, me faltaba su calor, su cariño, su ternura… "¿y me esperan casi cuatro meses así…? No podré aguantarlo" Pensé mientras salía en mi coche camino al Instituto donde impartía mis clases de Lengua y Literatura. Afortunadamente, soy bastante rígida como profesora, y no me permito distracciones en mi trabajo, pero cuando a mediodía caí en que tenía que devolver un libro a la biblioteca de la Universidad, mi corazón botó en mi pecho, ¡iba a verle! Caminando hacia la biblioteca, entendí por primera vez qué quería decir Oli con "algo muy deseado por los dos… algo muy-muy ansiado…" Se refería a esto precisamente, a que los dos sintiéramos nostalgia el uno del otro por estar separados y mariposas en el estómago ante la idea de vernos, aunque fuese ...
    ... por un momento… es cierto que el dolor era inmenso… ¡pero la alegría y la emoción, también lo eran! Entré en la biblioteca de la Universidad, que está casi al lado de mi Instituto, y allí, tras el mostrador, colocando manualmente fichas de libros, absorto en sus tareas administrativas, estaba mi Oli… el bibliotecario jefe. Me acerqué silenciosamente, pero apenas había dado un paso, cuando él ya había levantado la cara y me sonreía abiertamente… era indudable que él también me echaba mucho de menos, porque siempre había sido muy discreto en lo que se refiere a exteriorizar nuestra relación en el trabajo; le daba muchísima vergüenza que nadie se enterase, y temía que hubiera murmullos o que él mismo pudiera distraerse, sin embargo, esa sonrisa era una declaración por megáfono de lo que sentía por mí. Silenciosamente, dejé el libro en el mostrador. La biblioteca estaba desierta, y por un perverso instante, admito que imaginé a Oli encajonándome contra una de las estanterías y poseyéndome salvajemente contra ella, ahogando los gritos de pasión, él tan sólo con el pantalón abierto, yo con las bragas en un tobillo y la blusa desabrochada, mis pechos botando a cada embestida… tuve que ponerme freno, estaba empezando a mojarme y mi respiración se aceleraba. -Me alegro mucho de verte… - susurró, nervioso - ¿cómo lo estás llevando? -Fatal… - admití, también en un susurro - … pero tenías razón en que desde luego, vamos a desearlo muchísimo… Oli sonrió con un poco de picardía y mis piernas ...
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