1. Noche de bodas muy deseada (primera parte)


    Fecha: 03/02/2019, Categorías: Hetero Autor: Dita Delapluma, Fuente: CuentoRelatos

    ... temblaron al verle esa expresión… actualizó el programa de devoluciones con la que acababa de hacer, para que el libro volviera al estado de "disponible" y lo dejó a un lado para seguir hablando conmigo. - He de irme ya, tengo clase en un cuarto de hora… ¿puedo besarte? – musité, casi suplicando. Oli sonrió y miró a un lado y a otro y luego consultó su reloj… no había nadie en la biblioteca, su ayudante había salido a comer y no volvería al menos, hasta dentro de cincuenta minutos, era mediodía y todos los estudiantes estaban o bien en clase o bien camino de las cafeterías, sino estaban ya en ellas, y tampoco era época de exámenes… no había peligro de que apareciese nadie por la puerta… -Uno cortito – consintió, y se acercó a mí, cerrando los ojos. Sintiendo que me derretía de impaciencia, acerqué mis manos a su cuello, le abracé y lentamente, sin acabar de cerrar los ojos, posé mis labios sobre los suyos… su boca cálida me supo a gloria… muy lentamente cabeceé, y mi lengua acarició sus labios, Oli abrió desmesuradamente los ojos al sentir que aquello, distaba mucho de un "beso cortito", pero su boca le traicionó, y sus labios se entreabieron un milímetro… y mi lengua rebasó esa frontera, introduciéndose lentamente en su boca, acariciando dulcemente sus dientes, y al tocar su lengua, un gemido se escapó del pecho de ambos… las manos de Oli me apresaron por la espalda, para apretarme más contra él, y su lengua me devolvió las caricias… mis manos acariciaban su nuca, su ...
    ... cuello, sabía que eso le encantaba… Oli intentó emitir un gemido de protesta, pero éste se convirtió en un gemido de derrota cuando mi lengua hizo cosquillas en su paladar y una de mis manos acarició su cara y sus párpados… la lengua de Oli lamía la mía, mi sexo era una cascada, sus manos estaban iniciando una tímida bajada hacia mi trasero… y entonces el chasquido de la puerta nos hizo saltar a ambos y nos retiramos apresuradamente el uno del otro, con el corazón desbocado. -Buenos días, señor Oliverio – Era uno de los profesores de la Universidad, uno de los más antiguos, sólo ellos le llaman por el nombre completo, en lugar de decirle "Oliver" – Venía a dejar éste libro. El catedrático me saludó gravemente con un gesto de cabeza, afortunadamente no parecía haberse dado cuenta de nada… musité un "hasta luego" y empecé a irme, cuando… -Señor Oliverio… ¿usa usted brillo de labios…? – un mazazo que me hubieran dado en la cabeza, no me hubiera aturdido tanto. Se hizo un silencio de piedra durante un par de tensos segundos… -Se me cortan…. Muy a menudo – logró decir Oli, manteniendo rostro inexpresivo y sin eludir la mirada – Y… duele. Sobre todo cuando me río. -Vaya, y nadie diría que usted sea una persona que se ríe mucho… - bromeó el catedrático, porque Oli suele ser bastante poco expresivo, por su timidez, pero de todos modos, encantado con su propia broma, dejó el libro y se marchó. Oli me dedicó una mirada casi asesina, pero yo no pude evitar sonreír… el evitar que nos ...
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