1. Una noche secreta con mi tío


    Fecha: 22/10/2017, Categorías: Incesto Hetero Autor: Publiero, Fuente: CuentoRelatos

    ... ¿entiendes?, le dije. Me respondió asintiendo forzando su mejor expresión de comprensión mientras veía mis senos desde mi monte de Venus. Lo volví a besar y le pedí que se levantara. Había que parar para no ocasionar un caos familiar. Cerré las piernas. Su erección seguía intacta y eso activó una fantasía que había rechazado hace tiempo. No hubo filtro. Me puse de espaldas y abrí las piernas y le dije: “por detrás”. Sentí sus piernas temblando. ¿Estás segura? me preguntó. Me hice la misma pregunta y me respondí que sí. ¿Así lo haces con tu novio? Agregó de inmediato. Ahora dudaba, él me lo había pedido, pero no con esta ternura. “Él siempre tiene condones”, fue lo que salió por mi boca sin pasar por mi mente. Me lamió el culo varias veces. Me pareció que se mezclaba su saliva con sus líquidos vaginales que no paraban de brotar. Ahora yo temblaba un poco. Puso la cabeza del pene en el centro de aquel círculo virgen que pedía ser penetrado. “Poco a poco”, lo dirigí para calmarlo. Lo hizo con sumo cuidado. “Así está bien”, dije cuando sentí que entró algo más que la cabeza. Empezó a moverse con suavidad. Me apretó los senos y empujó más fuerte. Sentí un ligero dolor, pero el placer era único. Yo jadeaba fuerte y me movía poco. Él se movió más y rápido y de pronto, ...
    ... me estremecí como nunca y aproveché la soledad de la casa para gritar mi orgasmo. Sentí su pene eyacular dentro de mí. Lo sacó y se acostó a mi lado. Lo abracé y nos quedamos dormidos. Se despertó primero que yo en la mañana. Fui a ducharme y me encontré con un interior suyo. Lo olí y recordé la noche. Me dolía un poco mi culito, pero nunca había tenido un orgasmo así. Me froté mi clítoris mientras me caía agua encima. Sentía que tenía que lavar mi culpa, pero necesitaba más placer, me froté hasta acabar. Me sentía muy mal. Era una presión rara en el pecho que confundía culpa con satisfacción. Mi sexto sentido me decía que él se sentía peor. Decidí escribirle una carta y dejarla en su cuarto mientras preparaba el desayuno: Querido tío Lo de anoche fue un error. Lo sabemos los dos. Que se quede así, un error del que nadie sepa nunca. Cuentas con mi silencio para siempre. No estoy enamorada de ti. Pero tu cuerpo me gritaba anoche que todo era nuevo para ti y eso me excitó mucho. No soy una p…, pero tampoco la niña de papá que tu hermano piensa. Chao Cuando vino a buscarme para ir al aeropuerto ya estaba vestida. No lo pude mirar a la cara cuando dijo buenos días. El camino al aeropuerto fue un recital de monosílabos de parte y parte. Nos despedimos con un abrazo. 
«123»