1. Química y Arquitectura


    Fecha: 22/10/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    El hermano de una gran amigo tiene un cuerpo exquisito. Y me pidió perder su virginidad conmigo... Me dijo que me arrepentiría y tenía razón… ¿Cómo empezar un relato, que de alguna forma cuesta trabajo expresar? Y digo que cuesta porque lo que quiero contarles sucedió con el hermano de un gran amigo. Mi compañero de escuela en la Universidad se llama Felipe y su hermano Aldo, los dos muy estimados. Felipe y yo estábamos en la escuela de Química y su hermano en Arquitectura. Aldo jugaba bien el futbol y por eso lo invitábamos a los partidos, pero a mí me gusta que fuera porque usaba unos shorts muy cortos y ajustados, que resaltaban sus nalgas y sus piernas, sin un solo bello. No sé si se rasuraba o así eran, pero como se antojaban acariciarlas. No era muy alto, pero si esbelto, apiñonado con su pelo relativamente largo. Aldo era menor por dos años, e igual que nosotros rebosaban juventud y era gay, aunque yo no lo sabía en ese momento. Siempre estaba acompañado de muchachas guapas, por eso también lo invitábamos a las fiestas y de verdad tiene un carisma que anima cualquier lugar donde esté. No era muy guapo, pero tenía un rostro atractivo. A mí me trataba un poco diferente que al resto de los compañeros, que convivíamos durante el día. Yo lo atribuía a que Felipe y yo somos muy amigos. Además que yo creía ser heterosexual pero me sentía atraído por su cuerpo y eso me confundía mucho. Hoy en día me confieso como bi. Aldo se daba cuenta y varias veces, jugando se pegaba a mi ...
    ... cuerpo y su trasero me lo apretaba contra mi pene y en dos segundo lo tenía erecto. Sin embargo, al sentir mi vigor se separaba y yo quedaba rojo de vergüenza. Pensaba que era juguetón pero poco a poco caí en la cuenta que era gay y tampoco sabía cómo acercarme. Sucedió en una fiesta que nos invitó una compañera, un viernes en la tarde, por la salida a Toluca. Fuimos un montón de cuates, pero poco a poco se fueron yendo. Nos quedamos como ocho amigos, entre ellos Felipe y Aldo, y como no teníamos carro pedimos posada y nos aceptaron con mucho gusto. Tenían como cinco habitaciones disponibles, en una se quedaron unas muchachas, en otra, Felipe, Aldo y otro compañero y en una más nos quedamos un cuate y yo. No tenían camas, pero si varios sillones en que nos acomodamos perfectamente. Nos quedamos en calzones y a dormir cada quien en su sillón. Para esto, ya eran como las tres de la mañana. Recuerdo que estaba clareando cuando sentí que me tocaban la entrepierna, de inmediato me incorporé, pensando que era el cuate con el que me había quedado y se me hizo muy raro, porque con el habíamos andado de cabrones varias veces y nunca pensé que fuera gay. Cuál fue mi sorpresa, mi agradable sorpresa, cuando una voz amable me dijo ¡no grites, soy Aldo! Me quede inmóvil. De verdad pensé que estaba soñando. ¿Qué haces? Dije en voz algo urgente, por la sorpresa. Me dijo el muy coqueto, “me entretengo”. Yo tenía el pene bien firme y los testículos húmedos, por lo que creo estuvo largo rato ...
«123»