1. Espiando en los aseos públicos


    Fecha: 14/02/2019, Categorías: Gays Autor: danisampedro91, Fuente: CuentoRelatos

    ... hasta que después de pasar varias personas, se puso frente donde yo estaba un hombre de más de 50 años. Ya lo conocía de vista, trabajaba en el puerto; repartía hielo a los barcos del gran sol. Se colocó como si estuviera meando, y después de haberse sacado la polla, se agachó y girando la cabeza, se dispuso a mirar por donde yo lo estaba espiando. Se percató de que allí había alguien, y que estaba mirando por el agujerito de marras. Se puso de pie pegado a la puerta, y colocando la polla a la altura del agujero; era para que la viera bien; empezó con un suave y morboso deslizamiento de la piel que cubría el prepucio de la polla,dejando ver su dura, bonita, y bien formada polla. Estaba empalmado y se le notaba que la tenía dura a tope; seguro que estaba tan caliente o más que lo estaba yo. El muy zorro, la acercaba cada vez más al agujerito, que hasta había veces, que instintivamente abría la boca, pensando en meterla en mi boca. ¡Joder! Como me estaba calentando la visión de aquella polla; mmmmm; era bien derechita, y hasta bonita, la muy hija de puta. La boca se me hacía agua, y como ya he dicho, la abría inconscientemente, como si la fuera comer. Dios, hasta se me caía la baba. El indio; así le apodaban en el puerto a aquel hombre; seguía con su espectáculo, y haciéndome sufrir, a más no poder. Estaba cada vez más caliente, y con la polla que me reventaba por salir de mi pantalón. De vez en cuando, me hacía señas para que le abriera la puerta, pero yo todavía estaba ...
    ... indeciso, por lo que la exhibición por su parte, seguía, y seguía con aquella tortura tan agradable para mí. Cada vez me dolía más mi polla, pidiéndome salir de donde estaba, cuando él toca la puerta, haber si le abría. ¡Dios!, no podía más, aquella visión era una tortura que me estaba matando de placer, y la polla ya no quería seguir enjaulada; uffffff; ya no aguantaba más. Así que armándome de valor, descorrí el pestillo, dejando la puerta lista para ser empujada, y esta se abriera. Detalle que no se le pasó inadvertido, ya que lo había escuchado perfectamente. Por lo que con la polla de fuera, tiesa como estaba, y agarrada por su mano, con la otra empujó la puerta, metiéndose en el aseo que yo estaba. Yo aún me encontraba de cuclillas, ya que fue tan rápido en entrar, que no me dio tiempo a levantarme. Al abrirse la puerta, esta me hizo caer contra la pared, quedando apoyado en la misma, y con las manos en el suelo, para no terminar de caerme. Cuando me vio, se le iluminó la cara, poniendo una carita de alegría, vicio y satisfacción; mmmmm; pensaría él, vaya cosita rica, que me encontré; un putito jovencito y vicioso, al que le gusta espiar, y mirar las pollas; seguro que anda calentito a más no poder, y tiene ganas de polla. Me agarró la cabeza, y acercándose, me introdujo aquella dura y bien derechita polla en mi boquita. Mmmm Abrí la boca, y empecé a tragar aquel manjar de los dioses, uuuuuuffff, me la metió hasta la campanilla, mmmm. Dios que calentita y dura tenía la polla ...
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