1. Esther y su Bebesote


    Fecha: 15/02/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... oístes? -Bueno. Está bien. Pero cualquier día de estos me le presento para que me vea. Ojalá que pueda cambiar de opinión. Por favor. -Bueno, está bien. Ji! Ji! Ji! Cuidate. Y colgó el teléfono. Yo me fui directo a mi cuarto a darme otra pajeada de antología. El día siguiente, aunque con algo de temor por aquello que le fuera a decir a mis papás, decidí ir a la tienda como siempre. La ventana estaba abierta y la TV encendida. Pedí mi soda y comencé a tomármela en un lugar donde ella al asomarse a la ventana pudiera verme. Dicho y hecho! Como a los 10 minutos Esther se asomó a la ventana! Se me quedó viendo de pies a cabeza! Yo sentía que el corazón se me salía, en ese momento creo que la verga se me encogió de lo afligido que estaba. -Buenas! Le dije. -Buenas! Me respondió frunciendo las cejas pero con una sonrisa en los labios. Y cerró la ventana, no sin antes volver a verme. Pensé varias veces en regresar a mi casa y llamarla, pero sentía temor. Son mierdas! Me fui a la casa y le marqué: -Aló! Buenas noches! Señora cómo está? -Bien gracias! Me imaginé que vos eras! -No podía dejar de llamarle. Usted es la mujer de mis sueños. -Ya empezás con esas cosas. Voy a creer que es cierto. Oíme y de verdad te masturbastes mientras hablabas conmigo? -Usted piensa que es broma. Claro que sí. Bien rico a su salud! -Ja! Ja! Ja! Si no me equivoco creo ya te conocí! Creo que ya sé quién sos! Oíme: por qué no venís a la casa y así hablamos cara a cara y nos conocemos? En lugar que me ...
    ... estés llamando, vení a la casa. No te preocupés no la voy a decir a nadie. Yo sentía la verga a explotar. El pantalón lo tenía ya manchado. El corazón y la verga me palpitaban a morir. -OK voy para allá. No se va a arrepentir! Colgué el teléfono, me peiné, me acomodé la verga y salí para su casa. Llegué a su casa. La puerta estaba abierta. Ella me estaba esperando. Se había puesto un vestido de florcitas. Bien preciosa! -Pasá adelante, me dijo. Sentate. –Me senté en el sofá grande, algo temeroso de su reacción. -Así es que vos sos el que me ha estado llamando? -me preguntó. Pero es que no creo que vos te fijés en una vieja como yo! Y se sentó a mi lado, algo cerca, con una pierna doblada y la otra en el suelo, y con un brazo sobre el respaldo del sofá. Yo a vos también te había visto. Y me agarró de la boca, riéndose y me la apretaba. No le contesté, sino que me acerqué a ella y comenzamos a besarnos. Nos besamos bien rico, sentía su lengua en todo mi paladar. Le agarraba las tetas y le sobaba las piernas. La acerqué a mí y le acariciaba la espalda y la apretaba. Ella hacía lo mismo conmigo. -Qué rico mi papasito! –me decía. Venite, vamos allá adentro! Y salimos de la sala para su cuarto donde una gran cama nos esperaba. Tan solo entramos, comenzamos otra vez a besarnos como locos y empezó a desvestirme y yo a ella. No podía creerlo. Mi diosa estaba ante mí y a mi entera disposición. Las tetas blancas con sus aureolas rosadas y sus pezones bien duros. Vestía un calzón tipo tanga ...