1. La psicóloga de mi mujer


    Fecha: 19/02/2019, Categorías: Hetero Anal Autor: Rape2, Fuente: CuentoRelatos

    ... -¿Te parece que aguanta bien? –le decía yo mientras la penetraba profundamente. -Sí, va muy bien, pero deberías moverte más rápido para ver cómo responde. -¿Más rápido? Así, así, así… -Sí, sí, sigue así. Lo haces muy bien. -Así, así, así… -Siiiiii, asiii, no pares, sigue. Silvia tenía una forma muy escandalosa de joder y tuve miedo de que la siguiente visita ya hubiese llegado y que nos estuviese escuchando desde fuera pero al mismo tiempo sus gritos y gemidos me excitaban mucho y pronto tuve que hacer verdaderos esfuerzos para no correrme. -Siiii, siiii, siiiii, maaas, maaaas, dámela toda, vamos no pares, ya, ya, ya, siiii. Silvia se corrió con un grito escandaloso y poco después yo me dejaba ir en su interior llenando su coño con mi esperma. Cuando nos incorporamos para vestirnos nos dimos cuenta que habíamos dejado la mesa perdida y que incluso algunos papeles se habían manchado de nuestros fluidos. -¿Y eso? –le pregunté yo, en referencia a los papeles manchados. -No pasa nada, es tu historial clínico pero creo que ya no va a hacer falta. -¿Entonces eso significa que me das el alta? -No, aún no, estas cosas son muy delicadas y hay que ver cómo evolucionan en el tiempo. Vuelve la semana que viene. Ah, y dale recuerdos a tu mujer, ahora entiendo muchas de las cosas que me contaba en la consulta. Me despedí de Silvia con un beso intentando imaginar que tenía preparado para mí la próxima vez aquella diosa del sexo. Cuando regresé de la consulta de Silvia mi mujer me ...
    ... esperaba en casa con ganas de marcha. Llevaba puesto un sugerente albornoz de color amarillo pues acababa de darse una ducha y sus voluptuosos pechos de madre aparecían visibles en parte por entre la bata de baño. En condiciones normales, sólo con la visión seductora y sensual de mi mujer me hubiese empalmado como un caballo pero yo acababa de echar un polvo con la psicóloga y mi rabo estaba saciado de sexo. -¿Qué tal? ¿Cómo ha ido con Silvia? –dijo mientras se desataba el albornoz. -Bien, ya sabes, hemos estado hablando y eso. Ana dejó el albornoz tras la puerta del baño y desnuda por completo se acercó a mí y me dio un beso en la boca mientras con sus manos me palpaba los bajos. Mi polla comenzó a endurecerse pero lo hacía sin la potencia con que lo hacen las pollas cuando están ávidas de sexo. -Vamos a la cama, tenemos todavía un rato antes de que venga Toni. Cuando acabé de quitarme la ropa la tenía de nuevo tan dura como una roca y me tumbé al lado de mi mujer que me esperaba echada boca arriba en la cama. Al verla desnuda recordé también el cuerpo desnudo de Silvia. Silvia era algo más joven que mi mujer pero al no ser madre conservaba aún un cuerpo mucho más estilizado. Sus pechos, por ejemplo, aunque no tan grandes como los de mi mujer eran más firmes y duritos. Ana tenía las caderas más anchas y el culo más grande que el de Silvia. Recordé el tacto de mis manos en sus nalgas, mientras la follaba sobre la mesa de su consulta. Eran unas nalgas apretaditas, seguramente bien ...
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