1. La psicóloga de mi mujer


    Fecha: 19/02/2019, Categorías: Hetero Anal Autor: Rape2, Fuente: CuentoRelatos

    ... trabajadas en el gimnasio que contrastaban con las nalgas flojas de Ana. Se las acaricié, pellizcando suavemente en sus mofletes como solía hacer cuando novios para indicarle que tenía ganas de follarla. Ana se puso de lado dándome la espalda y ofreciéndome su culito. Mi verga se restregaba contra sus riñones y algo más abajo aún, justo donde empezaba la rajita de su culo. Le pasé una mano por el coño y lo encontré excitado como de costumbre. Ella abrió las piernas para facilitar mis caricias pero tan sólo buscaba su flujo, sus fluidos, su humedad que me permitiera lubricar su ano. Mi mujer entendió rápidamente mis intenciones y se puso boca abajo sobre la cama. Su culito había dejado de ser virgen mucho tiempo atrás, antes incluso de llegar a casarnos y aunque no era lo que más gustaba a Ana nunca me había rechazado cuando sin palabras se lo proponía. Coloqué un cojín bajo su estómago para que su culito quedara aún más expuesto y volví a hurgar en su chochito para extender más cantidad de flujo en su ano y en mi polla. -Relájate cariño, voy a entrar. Con las manos le separé las nalgas y con mi polla en su agujerito comencé a empujar hasta que conseguí introducírsela toda. Nada que ver la resistencia de ese ano ya experimentado a la que ofreció la primera vez, y sin embargo, por la preocupación de no hacer daño y de que Ana también disfrutara recuerdo que aquella primera vez fue bastante normalita, dadas las grandes expectativas que tenía en ella. Pero ahora mi polla entraba ...
    ... y salía con cierta facilidad de su culito y a medida que el ritmo de mis embestidas aumentaba escuché los crecientes jadeos y gemidos de mi mujer. Vi que tenía una mano en el coño como solía ser costumbre cuando adoptábamos esta postura y decidí darle con más fuerza. A cada penetración mis huevos chocaban contra sus nalguitas provocando un sonido indecente y morboso. Clak, clak, clak, no dejaba de sonar mientras un fuerte orgasmo se iba fraguando en el interior de la vagina de Ana. Ella se corrió antes que yo, que tenía el deseo algo más calmado que ella pero cuando la escuché correrse por segunda vez me imaginé que era el culo de Silvia el que me estaba follando y me vacié en ella dejando caer mi cuerpo sobre el suyo y permaneciendo así durante un buen rato. Pasó la semana como habían pasado todas desde que fui por primera vez a la consulta de Silvia. Hacía el amor todos los días con mi mujer pero a veces, mientras la follaba imaginaba que se la estaba metiendo a Silvia y me excitaba recordando nuestros dos encuentros. El martes era el día fijado por Silvia para nuestro encuentro. No sé bien cuál fue el motivo, quizás Ana sospechara algo, quizás se me había escapado en algún momento el nombre de Silvia mientras hacíamos el amor y yo no me había dado cuenta, el caso es que mi mujer se empeñó en acompañarme a la consulta y no hubo forma de hacerla cambiar de idea. Me preguntaba si Silvia se cortaría sabiendo que mientras ella estaba en el despacho conmigo, fuera iba a estar mi ...
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