1. La psicóloga de mi mujer


    Fecha: 19/02/2019, Categorías: Hetero Anal Autor: Rape2, Fuente: CuentoRelatos

    ... que comenzó a abrirse poco a poco. Costaba lo suyo introducir una polla como la mía en un agujerito virgen como era ese pero poco a poco conseguí introducir la punta de mi nabo. -Ya la tienes dentro. –le dije para darle ánimos. Con mis manos le acariciaba el coño para que sintiera más placer y se relajara aún más, pero la tarea era lenta y ya comenzaba a arrepentirme de haber querido forzar ese culito.- Voy a metértela un poco más. –le dije y apreté con fuerza. Silvia soltó un gemido mitad dolor, mitad placer pero ahora mi polla estaba ya dentro de su culito. -Ya ha pasado lo peor, a partir de ahora disfrutarás de lo lindo. Comencé a moverme adelante y atrás sacando y volviendo a meter todo mi rabo en su interior cuando la puerta del despacho se abrió y Ana apareció tras ella. Yo me quedé petrificado al verla pero Silvia prácticamente ni se inmutó, era como si no hubiese pasado nada, como si nada tuviese sentido fuera de lo que estaba sucediendo en su culo. -¿Estás disfrutando? –me preguntó burlona Ana mientras se acercaba a nosotros. Yo no sabía que decir. Hice la ...
    ... intención de salirme de su trasero pero Silvia no me dejó. -Espera… –dijo Silvia Aturdido por lo inesperado de la situación vi como Ana se subía la falda de color negro que llevaba puesta y le mostraba impúdicamente su coñito desnudo a Silvia. -Tu mujer es parte de la terapia, terapia de pareja que le llaman los expertos. Fui yo quien la llamé. –dijo Silvia. Entonces Silvia hundió su cabeza entre las piernas de mi mujer y comenzó a lamerle mientras yo continuaba perforándole el culo. -¿Así que vosotras dos también estabais en algo? –pregunté a mi mujer que había cerrado los ojos para concentrarse en las agradables sensaciones que le provocaba la lengua experta de Silvia. -Desde el primer día. La visión de mi mujer siendo comida por Silvia me acabó de poner como una moto y agarrándome a su trasero cogí impulso para penetrarla con fuerza. Clak, clak, clak, volvían a sonar mis cojones contra el culo de Silvia, clak, clak, clak, hasta que no pude aguantar más y una tremenda lechada de semen salió disparada de mi polla para desbordar el estrecho culito de la psicóloga de mi mujer. 
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