1. Mi experiencia Erasmus, una fantasía hecha realidad


    Fecha: 23/10/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... deducido. Tampoco voy a negar que, aunque a veces a la gente le sorprenda la noticia sobre mi orientación sexual, en ciertas ocasiones puedo mostrar comportamientos más femeninos (sin querer ofender a nadie). Para mi sorpresa, y tras algunas puntualizaciones e intercambio de ideas sobre la homosexualidad, Pedro se mostraba igual de abierto y espontáneo que siempre. Incluso, había momentos en los que se le veía demasiado cariñoso conmigo ¿o solo estaba en mi imaginación?. Lo que si sé es que el tío tenía fondo, una gran persona, divertido, abierto y encima era un guaperas. Para presentarlo ya oficialmente: unos 20 y tantos, moreno, ojos marrones, barba de 3 días, cuerpo serrano y un acento que me enamora. Lo admito, me tenía pillado hasta las trancas. La confianza parecía incrementar exponencialmente. Pedro, aunque todo un picaflor, es un chico que no tiene problemas para mostrar sus sentimientos, hasta el punto en que me daba abrazos de "hermano" a cada 2 por 3, se abalanzaba sobre mí y me mordía la cara, venía por atrás y me inmovilizaba. Todo eso con un par de cervezas encima. ¿Cómo me iba a resistir ante semejante situación?. El contacto físico amistoso parecía llevar algo más consigo, pero ir más allá con una persona que se considera heterosexual no es tan fácil, y menos si no quería joder una gran amistad que hasta ahora se basaba en el respeto mutuo. Este tipo de situaciones se daban muy a menudo, en ocasiones eran las tantas de la madrugada, cuando el resto de la ...
    ... casa estaba durmiendo, y nosotros seguíamos con nuestra fiesta particular. Sus muestras de cariño eran cada vez más tentadoras para mi. Confieso que era muy difícil no acabar en mi cuarto masturbándome pensando en ello. Muchas veces tenía que disimular marchándome a mear al baño, porque mis erecciones eran inevitables. Yo me ponía muy nervioso, ya que muchas veces él fingía que iba a tocarme mis partes, y no quería que si "accidentalmente" lo hacía, notara la dureza que se escondía bajo mis pantalones. Cada vez me ponía más cachondo, sobre todo cuando no podía evitar mirar el bulto sutil que dejaba apreciar su pantalón de pijama. Las conversaciones eran más picantes, el sexo seguía siendo un tema muy recurrente. Me preguntaba cosas como ¿entonces te encanta chupar pollas?, ¿tu das o recibes?... Una tarde recibí una mala noticia (al menos para mí): Pedro se volvía a España. Había recibido una oferta de trabajo que no podía rechazar. Sentía que todo lo que habíamos tenido hasta ahora solo iba a quedar en nuestros recuerdos, como una gran experiencia, y nada más. Vale, quizá algo egoísta por mi parte. Sin embargo, estaba claro que solo debía alegrarme por él, si era lo que le convenía, al menos me llevaba un gran amigo. No había tiempo que perder, se marchaba el domingo, debía aprovechar hasta el último minuto. Por fin llegó el fin de semana, Pedro y yo coincidimos en casa como cada viernes sobre la hora de cenar. Tras estar un par de horas cada uno a lo suyo, nos reunimos en el ...