1. Podía ser mi hija, pero, por suerte, no lo era


    Fecha: 22/03/2019, Categorías: Confesiones Sexo con Maduras Autor: claudiob, Fuente: CuentoRelatos

    ... mis espaldas y me fui a la oficina. Pasó rápidamente la mañana y entre un asunto y otro me olvide de lo que había ocurrido esa mañana; pero cuando al mediodía me llamó Marcela para preguntarme “cómo iba todo” y me dijo que se tendría que quedar hasta el próximo miércoles o jueves en Yankilandia a fin de terminar todos los tramites, recordé lo ocurrido y me excité nuevamente. Esta excitación fue creciendo durante el transcurso de la tarde y creció aún más cuando, al estar llegando a la casa, sonó mi celular y era Camila para recordarme que llevase la leche para el desayuno del otro día y que ella llegaría tipo 2130 porque se había juntado con unas compañeras para estudiar y si era posible que yo preparase la comida. Por lo que me decía mi razón compré la leche y al llegar a la casa de Marcela preferí pegarme un baño y cuando llegase Camila pedir una pizza. Eso fue lo que hice por lo que terminado el baño me tire sobre la cama y esperando que llegase me quedé dormido. Me despertó su voz preguntando desde la entrada donde estaba por lo que desperezándome le dije que ya bajaba y pedía una pizza, ella me dijo bueno, y cuando bajaba, la cruce en la escalera y me dijo que mientras la pizza llegaba, ella se bañaría. Terminé de bajar y pedí la pizza, preparé la mesa y cuando esta llegó la llamé. Ella bajo con un camisón distinto, más transparente que el de la mañana, tan transparente que hasta me imagine ver sus labios vaginales, y tan corto que cuando se sentó apenas le tapó la ...
    ... vagina. Mi porongo casi rompió el pantalón al ver sus piernas en su totalidad pero, conteniéndome a duras penas, me senté y serví la pizza. A lo largo de la cena le conté sobre que me había llamado su madre, sobre lo que estaría más tiempo que el que inicialmente pensaba estar, y le pregunté sobre su novio. Ella me dijo “¡Mi ex novio” y me contó que él la había llamado pero que ella le había cortado el rostro ya que consideraba que era una falta muy grave la que había cometido ya que ella nunca le había hecho faltar sexo y me preguntó cómo me comportaría yo, que todos los días me cogía a su madre, como lo evidenciaban sus gritos, si un día la encontrase encamada con otro. Me puse a pensar en una respuesta y me dijo “No pienses en estos días porque están lejos, sino en cuando están juntos” y agregó “No, mejor no me respondas, continuemos comiendo”. Eso hicimos y comenzamos a bromear; en un momento dado me preguntó si me gustaba la pizza y yo siguiendo con las bromas le digo “No, no me gustan las pijas”, ella me mira a los ojos y me dice “A mí sí”. Eso hizo que las ultimas defensas que tenía, frente a un posible encuentro sexual con ella, cayeran y abalanzándome sobre ella le diese un beso, beso que respondió y que se trasformó en un beso largo, caliente, intenso, en el cual nuestras lenguas se enroscaron y trataron de hacerle saber al otro lo que sentíamos. A levante de su silla y mis manos comenzaron a acariciar su espalda y sus glúteos, las suyas hicieron lo mismo con los míos, ...
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