1. Me dicen -Lobuna-, pero soy...


    Fecha: 28/04/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Marta, ansioso de recibir lo que yo quisiera dar!Tanta pija y tanto líquido adentro, imaginé que así gozarían las parturientas a la culminación del período expulsivo. Marta humedeció sus labios en ese preciso momento, atrayendo mi sedienta boca hacia la suya. Besé con pasión sin obtener respuesta "¡No sabe!" Sacada esta conclusión, mandé lengua a tentar fortuna... ¡Y la tuvo!Tal cual el perro llenaba mi vagina, así la lengua de Marta colmó mi boca. Se me hizo la luz: ¡Pedazo de gualén que había tenido, con razón no podía articular palabras!Dejé también esa cuestión para ser resuelta en su oportunidad, Pinkay aceleró el ritmo, hecho que me trastornó. Precipité la cabeza, esta vez en pos de renegridos pendejos y la inflamada vulva que decoraban. ¡Mis labios bocales se acoplaron a pleno con los suyos mayores, fueron saliva y lengua al encuentro de la vagina, el cojudo se mandó a fondo, mi cabeza se sacudió con todo, Marta estalló entre gorgoteos guturales, Pinkay con largo aullido... yo grité mi orgasmo dentro de la cavidad que mamaba!El peso de la robusta bestia venció mi resistencia en esta ocasión, aunque conseguí caer de costado con ella detrás. Inteligente el animal, se abstuvo de efectuar movimientos bruscos. En cuanto mi empleada reaccionó, le pedí fuera en busca de un par de toallas grandes. Sabiendo que mi vagina contenía inimaginable cantidad de liquido, presupuse un imponente desborde tan pronto saliera el tapón. "¡Isi, isi!" Ordené al perro que intentaba ...
    ... incorporarse, indiqué a Marta la manera de distribuir las toallas, hecho lo cual maniobré con las caderas buscando un desacople sin traumas. En el ínterin, las intensas sensaciones producidas por el bulbo deslizándose hacia afuera milímetro a milímetro, prepararon el terreno para una yapa concurrente con el desagote de las entrañas. Entrecerré los ojos en preparación, casi de inmediato operó una gran lengua estimulando los volcanes que coronan las cumbres nevadas de mis pechos. Tomé el bulbo con una mano al zafar del atoro, la misma que se fue deslizando a lo largo del tubo emergente - 22 cm, bulbo incluido, por 3 a 8 de diámetro, medí en otra ocasión - conteniendo la expulsión de fluido seminal. "¡Gou, gou!" Mandé al saberlo del todo afuera, se retiró, aflojé la presión de golpe, ocurrió el desborde... ¡Y yo me vine por enésima vez, lamida como los dioses por la incomparable lengua de Marta!0-0-0-0-0Pinkay intentó paladear - con insistencia - las secreciones de nuestros genitales, pedí a Marta que lo sacara de la casa porque me asqueó imaginarlo haciéndolo. De regreso, levantamos las toallas empapadas rumbo al baño. Este y el dormitorio, fueron los lujos mayores que el viejo se permitió en vida. Activado el yacuzzi, hube de convencer a mi aterrada empleada de que el agua no estaba hirviendo ingresando en primer lugar, una vez adentro no pudo refrenar exclamaciones de júbilo. Allí pude gozarla a discreción, fue perfeccionando sus besos a ritmo tan acelerado que me sorprendió. En ...
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