1. Puede hacerse realidad


    Fecha: 02/05/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... cinco perros, a los que a la mayoría conocía de las casas próximas a la de mis padres. Eran perros de distintos tamaños y todos intentaban colocarse detrás para montarla. Eso me izo pensar en qué es lo que atrae y excita realmente a los perros; el olor de las hembras en celo. Llamé a Laica y ella se acercó a mí. La sujeté por el collar mientras sacaba de mi mochila un paquete de clínex los cuales unté copiosamente en los líquidos que manaban de la vagina de Laica y corrí hasta la casa de mis padres donde los introduje en tres botes de vidrio con tapa a rosca. Me puse la ropa de correr, cogí una toalla, tomé uno de los botes y llevé a Max directamente a nuestro "rincón secreto". Una vez en el claro, até la correa de Max a uno de los troncos y tendí la toalla a escasos dos metros de él. Estaba decidido a volverlo loco de deseo. La celeridad con que fuimos al descampado, hizo que yo comenzara a sudar y a él se le espesara la saliva. Me tendí en la toalla, boca arriba y frente a él y me quité mi camiseta y mi pantalón corto. Él me miraba con la misma cara de escepticismo y de indiferencia que de costumbre y yo le sonreí levemente. Tome de mi riñonera el bote de vidrio, del que saqué uno de los clínex, que aún estaban empapados de por los fluidos vaginales de Laica, volviéndolo a cerrar inmediatamente para que no se secaran los otros dos pañuelos. Acerqué el papel a su hocico y su expresión cambió de inmediato; su orejas se levantaron, su espalda se tensó y empezó a tirar de la ...
    ... correa haciéndole jadear ahogadamente por la presión del collar. Como no podía avanzar hacia mí empezó a dar pequeños pasos en un corto arco de circunferencia alrededor de donde estaba atado. Volví a acercárselo de nuevo y en esta ocasión intentó lamerlo, lo que impedí retirándolo de inmediato. Yo estaba tendido boca arriba, con las piernas separadas a un aproximadamente un metro de su hocico. Comencé a untarme con el clínex por mi entrepierna bajo mis testículos y por toda la raja de mi culo. Cuando ya estaba totalmente seco, tomé otro pañuelo del bote y volví a repetir la operación, añadiendo en esta ocasión, mis labios y los alrededores de mi boca. Max estaba totalmente alterado y por momentos creí que iba a zafarse de su atadura. Me giré, me coloqué a cuatro patas con el culo frente a su hocico y me fui acercando lentamente. Comencé sintiendo su aliento en mi culo, luego su lengua dio un latigazo en mi raja que casi me hace desmayar de placer. Seguí acercándome y los lengüetazos se repitieron con mayor frecuencia y vigor. Era una lengua dura, musculosa, áspera y totalmente empapada de una espesa y caliente saliva. Dejé que continuara durante un rato y luego seguí acercándome. Cuando estaba bajo su cruz, noté que quería acercarme con sus patas llegando a arañarme. Seguí acercándome hasta que sentí su aliento en mi nuca. Su saliva caía sobre mi espalda ya empapada. En eso me retiré hacia delante y Máx empezó a ladrar con fuerza. No era mi intención evadirme de él, pues no sé ...
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