1. Puede hacerse realidad


    Fecha: 02/05/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... atracción inesperada hizo que acercara mis labios hacia aquel trozo de carne alargado, rojizo y aparentemente húmedo. Su olor me excitó aún más. Max estaba muy quieto como de costumbre, dejándose hacer. Lo toqué primero con mis labios, luego con mi lengua y por fin me lo introduje en mi boca, donde empecé a lamerlo con movimientos circulares de mi lengua. Noté que su cuerpo no era ajeno al placer que le estaba produciendo y que cada vez su tamaño era mayor. Inconscientemente, yo movía mi mano a lo largo de un pene cada vez más largo y mis labios se deslizaban a lo largo de mayor longitud, a la vez que se separaban por el diámetro que iba cobrando aquel pene. Súbitamente, Max comenzó a moverse bruscamente a la par que arqueaba su espalda. Sus movimientos estrellaron la punta de su pene en el fondo de mi paladar, lo que a punto estuvo de hacerme vomitar, pero yo seguí chupando incansable. Un chorro de semen se disparó contra mi paladar y otros le precedieron inmediatamente después, inundando mi boca. Intenté seguir acumulando semen en mi boca pero en un repentino movimiento, Max volvió a golpear el fondo de mi paladar con su pene lo que me obligó a tragarme la mayor parte del líquido que tenía acumulado y a abrir la boca inmediatamente con lo que el restante se vertió entre mis labios. Ajeno, Max seguía con sus sacudidas que proyectaban nuevos chorros sobre mi cara. Volví a introducirme su polla en la boca y seguí chupando, lamiendo y bebiendo aquellos jugos, hasta que no le ...
    ... quedó más. En ese momento, me saqué su polla de la boca y comprobé (como en las películas) que lo que antes era un relativamente fino miembro, se había tornado en una gruesa verga recorrida en todas direcciones, por venas de color azul y rojo. Max se giró y comenzó a lamerse su miembro y después mi cara, con largos lengüetazos, a lo que respondí abriendo mi boca dejando que su lengua entrara en ella como si se tratáramos de dos amantes. Por la noche en mi cama, me masturbé recordando la escena y lamentando nuevamente, la pasividad de mi amante. Yo quería que Max me deseara, que me poseyera y que me penetraba como quisiera, como a aquellas chicas de las películas. Volví a repetir la experiencia en varias ocasiones, con mucho placer por una parte y con la misma decepción por otra. Intenté colocarme a cuatro patas y subirlo sobre mí, lo que conseguí sin ninguna reacción por su parte. También lo intenté boca arriba y él sobre mí con el mismo resultado. Por último, decidí excitarlo y acostarlo de lado para sentarme sobre su pene y penetrarme con él lo que conseguí sin ninguna colaboración ni aparente deseo por su parte. Por lo que a mi respecta, aquella penetración, por lo frustrante, era más insatisfactoria que con mi "amigo" el bote de champú suavizante. En una ocasión en que caminaba hacia la casa de mis padres, me encontré en un camino a Laica; la perra de un vecino de mis padres. Laica es una perra de raza Pastor Alemán, a la que conocía desde cachorro. Laica estaba rodeada de ...
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