1. La reeducación de Areana (9)


    Fecha: 05/11/2017, Categorías: Dominación Lesbianas Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... mujer. Poco más tarde, ya en el departamento de Elena, ésta le ordenó a la niña: -Dame ese bolso y seguime en cuatro patas, perrita. -Sí, señora Elena. –y Elena la condujo al cuarto de servicio. -Bueno, acá vas a dormir y a estar en los momentos en que yo no te necesite. Ahora desnudate. -Sí, señora. –y Areana se desvistió para luego meter todas las prendas en el bolso de mano, según lo que Elena acababa de ordenarle. -Dame el collar. –y cuando lo tuvo se lo colocó a la sumisita. -¿Sabés? No te concibo de otra manera que con tu collar de perra. Guardá el bolso en el placard. -Sí, señora Elena. –dijo la niña y obedeció la orden mientras una mano de Elena en su cola la hacía estremecer. Sintió que otra mano le apartaba el pelo y luego una boca tibia se deslizaba por su cuello, por su hombro derecho, otra vez por su cuello haciéndola temblar y gemir mientras esa mano seguía acariciando sus nalgas. Areana había empezado a mojarse cuando de pronto Elena le murmuró al oído: -Al baño en cuatro patas, perrita puta… -Sí, señora Elena… -musitó la niña y Elena tomó la cadena del collar para conducirla a destino. En el cuarto de baño Elena sacó del botiquín una pera para enemas y la colmó de agua tibia. -Cara en el piso y culo bien arriba, nena. –le ordenó a la sumisita. Una vez que la tuvo en esa posición embadurnó la punta de la pera y el ano de Areana con vaselina. -¿Qué sentís, perrita? –le preguntó. -Me… me siento caliente, señora Elena… Elena sonrió, satisfecha y excitada también: ...
    ... -Sos muy puta, pendeja y eso está muy bien, pero tenés que serlo mucho más, tenés que ser muuuuy puta… -Sí… sí, señora Elena, sí… tengo que ser muy, muy, muy puta… -Ya con Amalia nos vamos a ocupar de que lo seas, pendeja. –dijo Elena e inclinándose al costado de la sumisita comenzó a acariciarle los pezones, que entre sus dedos se fueron endureciendo e irguiéndose rápidamente mientras la calentura hacía brotar largos gemidos de la boca de Areana. -Bueno. –dijo de pronto Elena interrumpiendo el juego y colocándose de rodillas tras la ofrecida grupa de la niña, pera en mano. Dirigió la punta hacia el objetivo, la apoyó durante un segundo en la diminuta entradita y la hundió enseguida al par que comenzaba a apretar la pera hasta vaciar el agua caliente en el interior de ese delicioso culito adolescente. A medida que el agua la inundaba, la niña se sentía incómoda, como si de alguna manera la estuvieran inflando, pero era precisamente esa sensación desagradable e inclusive humillante la que la excitaba morbosamente. Ya con la pera vacía, Elena le ordenó después de unos segundos: -Al inodoro, perrita, vamos. Areana obedeció de inmediato y enseguida evacuó estruendosamente sus intestinos. -Secate. –le ordenó Elena alcanzándole el toallón que pendía en la pared, junto a la bañera. Areana lo hizo y ante otra orden se puso en cuatro patas para ir al dormitorio tras Elena, que la conducía de la cadena. -Parate y desvestime –le ordenó Elena no bien llegaron, tarea que Areana hizo con ...
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