1. Un pervertido cuento de navidad (2 de 2)


    Fecha: 10/07/2019, Categorías: Gays Dominación Autor: thescreamline, Fuente: CuentoRelatos

    ... sin preguntar. Cuando llegué a su casa, noté que Javier estaba sumamente nervioso. Quizá era el primero con el que se había decidido a dar el gran paso. Vi la foto de su casamiento en un modular y me acerqué hasta allí haciéndome el desinteresado. Luego lo tomé a Javier de la mano y lo atraje hacia mí. - Si te sientes incómodo en algún momento, dímelo y me detendré - afirmé. - Pero si disfrutas esto, es mejor para ambos. Asintió sin decir nada. Acerqué mis labios a los suyos y le di un tierno beso en los labios, frente a su foto de recién casado. No sé si se habrá percatado de aquello, pero para mí era más que suficiente el morbo de lo que estaba buscando generar. Dejé de besarlo y lo miré a los ojos, sonriendo. - ¿Se siente bien? - le pregunté. - Se siente bien - confirmó. - Nico y yo, hace días que no tenemos sexo y tú me gustas tanto, Noah. Desde que imaginé que eras tú el que me poseía y no él, no puedo dejar de pensar en ti. No necesitaba sus explicaciones, pero lo dejé hablar porque él necesitaba justificarse en voz alta. De todos modos, encontré la manera de convertir sus excusas en algo erótico. - ¿Te lo hice bien esa noche? - pregunté, besándole el cuello. - Oh, sí - susurró. - No sabes lo libre que me sentí al sentir que lo engañaba contigo. Él se esforzaba por complacerme y yo deseando que seas tú, me excitó tanto que acabé mientras él todavía estaba dentro de mí. Nunca me había pasado antes. - Te excita, ¿eh? - pregunté. Llevé sus manos hasta mi entrepierna y lo ...
    ... dejé masajear mi miembro ya erecto por encima del pantalón. - Me pone loco lo que me cuentas. - ¡Se nota! - exclamó, sorprendido, como si fuera la primera vez que tocaba otra herramienta. - Apenas la toco y siento que la tienes más grande que él. - Arrodíllate y compruébalo - le indiqué. Sonrió mientras me obedecía. Se arrodilló ante mí mientras yo bajaba mis pantalones deportivos para que saliera ante él mi miembro erecto. Su mamada fue tan violenta y magistral que por un segundo perdí el rol de mi personaje, de tanto placer que sentí por lo que aquel muchacho podía hacer con su boca. - Qué buena verga tienes - me dijo, mientras me la masturbaba con una mano. - ¿Es como la de él? - pregunté. - Es más grande que la de él - admitió. - ¿Te gusta más? - Sí, me gusta más - dijo. Nicolás, el marido engañado en ese momento, no podía salir del juego. Era esencial en aquella perversión. Y lo haría jugar hasta que los límites de Javier me lo permitieran. Siguió hundiendo su cara en mi entrepierna durante un rato más, hasta que él consideró que era tiempo de pasar a la segunda parte del encuentro. Me guio hasta su cama matrimonial, el lecho sagrado que iba a corromper esa tarde. Antes de tirarnos sobre ella, decidí hundir el dedo en la llaga un poco más. Lo atraje hacia mí y le fui besando el cuello, mientras iba quitándole la ropa. - ¿Seguro que quieres hacerlo aquí? - le pregunté. Javier miró la cama y dudó. - ¿Tiene algo de malo? - preguntó. - Es la cama de él también - respondí y le ...
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