1. El hombre de la casa


    Fecha: 11/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... Habían hablado de que ella era aún muy joven y que tarde o temprano después del duelo por la muerte de él, ella tendría ganas de hacer el amor y que entonces recurriría a mí. Carlos , me dijo yo me acuerdo mucho de tu padre y yo sé que tú también te acuerdas y de que lo querías mucho, pero estate tranquilo porque esto que vamos a hacer es lo que él quería. Yo no podría hacer el amor con otro hombre que no fuese tu padre excepto tú , porque tú eres su prolongación, tú no eres un extraño. Mientras esto me decía, yo seguía ordeñando las mamas de mi madre y ella a mí. Cuando dejó de salir leche de sus tetas, terminé de succionar sus preciosas pezones y entonces adopté una postura como para penetrarla, pero ella me dijo cariño aún no puede ser, el parto está aún muy reciente y para eso tendremos que esperar algún tiempo; la matrona me dijo que a pesar de saber que era viuda reciente, su deber eran informarme que después de un parto como el mío, con legrado, hay que esperar dos meses para tener relaciones sexuales con penetración no. Y aún falta una semana para que se cumpla el plazo de los dos meses, pero cuando pasé la semana será tuya en cuerpo y alma. Mamá le dije sólo la puntita, prometo parar cuando me digas que te hace daño. Bueno, dijo ella y a continuación me dijo tú vete metiendo muy poquito a poco y si yo te digo para, tú paras. Por nada del mundo quería yo hacer daño a mi madre, así que apoyé la punta del pene en su chochín y no empujé nada más, por lo que fue ella ...
    ... la que me dijo ¡Venga! un poquito más que no me haces daño. Yo fui metiéndola poco a poco, a la vez que mi madre me decía sigue Carlos, sigue que no me haces daño. Así que yo seguí metiendo hasta que ya no quedó nada por meter. Entonces mi polla no era tan larga como ahora, y eso en aquel momento fue una ventaja pues ya he dicho que de ningún modo quería hacer yo daño a mi madre. Toda la polla estaba ya dentro de mi madre ¡Que placer, que gustito! Yo, un poco por miedo a hacerle daño y otro poco por mi impericia no me movía, con tenerla allí dentro me sentía como el hombre más feliz del mundo. Los dos estábamos quietos. Yo estaba de rodillas y mis dos manos le sujetaban el culo ¡Que culo! ¡Que tetas! ¿Que cara tan bonita! ¡Que hembra! Sólo sentía que para poder yo disfrutarla se hubiese tenido que morir mi padre. Entonces ella llevó su mano al clítoris y empezó a tocarse y a gemir y jadear. Cuando ella llegó al orgasmo, las convulsiones de sus músculos perineales hicieron vibrar mi polla y aquello fue el desencadenante que hizo que yo notase en el glande un placer inaudito, algo que nunca había experimentado haciéndome una paja , y noté como el semen recorría el interior de mi polla y se dirigía veloz hacia la vagina de mi madre. Habíamos tenido un orgasmo casi simultaneo. Yo le había dado mi leche , poca cosa en comparación con la que yo había bebido de sus preciosas mamas. Mi verga aún seguía erecta, pero la saqué pues no quería abusar del amor de mi madre que me había ...