1. MATEO III


    Fecha: 17/07/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... inferior y hasta mis pies saltó un blanquecino semen. Mateo dejó que lo enjabonará y fuera acariciando todo el cuerpo mientras se duchaba. Sus nalgas se apretaban con fuerza cada vez que mis manos le acariciaban los huevos. Sin duda, fue lo más lindo que me tocó experimentar con un hombre. Esa noche, llegó Agustín, el amigo de Mateo. Era rubio y de ojos verdes, media alrededor de 1,90. Se quedaría a dormir en el cuarto de huéspedes, lo cual me facilitaría las cosas. Mateo me había dicho que Agustín era bisexual y que tenía fascinación por los mocosos como yo, y más cuando de inocentes no teníamos nada. Me dio órdenes precisas de sorprenderlo dormido, amarrarlo bien a la cama, sin posibilidad alguna de liberarse. Debía practicarle la mamada de su vida, aunque este oponga toda resistencia. Era parte del juego y no tenía que ceder por ningún motivo. Luego de la cena ya en cama, con Luca jugamos hasta tarde, contamos historias macabras que se nos venían a la mente y la pasamos genial. También hablamos de cómo pudieron haber aparecido los calzoncillos de Mateo en él. Hablamos de sus fantasías sexuales con las chicas y yo no me animé a contarle sobre mis preferencias. Luego de tanta charla, se durmió. Como siempre, esperé hasta la medianoche para comenzar a ejecutar mis planes. Mateo no estaba dormido esta vez y me indicó que ya era tiempo de actuar. Cuando crucé el pasillo, seguro de que los demás dormían plácidamente, entré al cuarto donde se encontraba Agustín. Al contrario ...
    ... de Mateo, Agustín había demostrado ser más simpático y amable durante las pocas horas que llevaba en casa. Esto me daba algo de tranquilidad, en cierta manera. El televisor en la habitación estaba encendido, para mi suerte, vería por dónde pisar. Agustín si no estaba dormido, lo simulaba a la perfección. Procedí a amarrarlo con unos cordones que Mateo me había dado. Él, solo llevaba unos calzoncillos blancos. Su cuerpo era el de un modelo, de esos con el abdomen marcado e interminable, de pectorales prominentes y brazos bien marcados y fuertes. Sus piernas largas se extendían a lo largo de toda la cama, anchas y peludas. Cuando empecé a palparle el bulto apretado, Agustín abrió los ojos. Qué haces, dijo casi gritando. Yo me asuste un poco pero no baje la guardia. Le apreté el paquete, con la intención de que se le pusiera dura y así continuar con lo planeado. Agustín se movió con fuerza, queriendo zafarse de los amarres, lo cual fue imposible. ¡No! ¡No me toques! ¡Estás loco! Puede venir alguien. Estaba visiblemente asustado, No dije nada, Mateo me dejó bien en claro, que no podía decir absolutamente nada. Le baje los calzoncillos un poco, el pene salió con fuerza, grueso y levemente inclinado hacia adelante. Se me hizo curioso. Tan duro se puso que el prepucio bajo por su cuenta, los testículos sí que eran enormes. Tenía poco vello, en esa zona. No me importó. Agarré el pene moviéndolo de un lado a otro hasta que este se empezó a humedecer. Lo metí a mi boca y Agustín ya no ...