1. Lo que hubiera sido (Tercera y penúltima parte)


    Fecha: 09/08/2019, Categorías: Infidelidad BDSM Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos

    ... merced de lo que Elena quisiera hacer conmigo; sin embargo, hasta ahora su juego me agradaba. Mi verga estaba completamente parada, aunque no sabría decir si por la excitación o por el viagra que me había tomado. Quisiera pensar que por lo primero. Un par de minutos después de absoluto silencio, sentí sus manos sobre mis caderas y me bajaron delicadamente el bóxer. Sus labios me besaron el pubis y los muslos. Me quedé completamente en pelotas. De pronto, me mordió una nalga. Protesté, pero no escuché nada. Sentí más besos y caricias de su parte en todo el cuerpo, hasta que hubo un momento en que engulló mi cipote. Me la estuvo mamando cerca de tres minutos hasta que abruptamente se separó de mí. Pasaron un par de minutos y no escuchaba ni sentía nada. Después cinco minutos o quizá diez. No tengo idea de cuánto tiempo estuve así, pero se me hizo larguísima aquella espera completamente privado de mis dos principales sentidos. En ocasiones, pronunciaba su nombre, pero no obtuve respuesta en ninguna de ellas. Después de un rato que me pareció eterno, sentí nuevamente sus manos sobre mi pecho y me besó. No pude contener un suspiro y un alivio inmenso. Sonreí, feliz de que nuevamente estuviera a mi lado. Con cuidado, pero de manera rápida me quitó los tapones de mis oídos. -¿Cómo vas mi amor? –me preguntó. -¿A dónde te habías ido? –pregunté suspirando. -A ningún lado –respondió y sentí sus manos en mi verga, la cual comenzó a pajear. -¿Es ésta la sorpresa que me tenías planeada? ...
    ... –inquirí. -Una parte –confesó y sentía su aliento cerca de mi oreja. -¿Cómo que una parte? –pregunté sonriente y aunque no hubiese estado inmovilizado, me habría dejado hacer. Estaba muy excitado. -Antes, quiero que me contestes una pregunta –me dijo cambiando de postura y separándose de mí. Escuché sus pasos y movimiento detrás de mí.- ¿Me has engañado? -¿Qué? Un fuego lacerante, duro y profundo surcó mis glúteos. Adiviné por el sonido que se trataba de un látigo o algo similar. -Respóndeme, ¿me has engañado? –me preguntó nuevamente. -No –respondí, pero al instante sentí otro nuevo latigazo sobre mis nalgas. Vaya que dolía. -¿Estás seguro? ¿Ni una sola vez? –preguntó nuevamente. -Nunca –expresé casi en un grito, pero recibí otro buen latigazo. -¿Seguro? –volvió a indagar. -Elena, nunca te he engañado –le aseguré con cierta rabia– Y si sigues, cuando me desates de aquí, te voy a dejar las nalgas sangrando. ¡Zas! Otro latigazo, ésta vez más fuerte. -¿Eso es una amenaza? –preguntó y soltó una tanda de tres latigazos que me hicieron sollozar como una niña. -Es una maldita promesa –le dije completamente furioso y respirando agitadamente. -Pues más te vale que la cumplas cabrón –me dijo y me besó con pasión– Pero antes, respóndeme con la verdad, ¿me engañaste? -¡Que no carajo! No te he engañado –le espeté y sentí como una de sus manos acariciaban mi mejilla, mientras que la otra sobaba mi dolorido culo- ¿Por qué lo dudas? -No lo dudo mi amor, lo sé –me tranquilizó y lo que me dijo ...