1. Con Ale,mi psicóloga


    Fecha: 24/05/2019, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: cazador1960, Fuente: RelatosEroticos-Gratis

    ... relajarme, me preguntaba, cuando se estaba cumpliendo lo que deseé tanto tiempo. 
    Cuando Alejandra tocó la punta de mi sexo, me senté. --¿Mucha espera, verdad? --me dijo ella mientras su mano me empujaba suavemente en el pecho, forzándome a acostarme una vez más. A continuación bajó la cremallera del pantalón, me bajó también el boxer hasta dejar el miembro totalmente visible, luego lo envolvió con los dedos y besó la punta. Su lengua cálida y húmeda lamió las gotas de líquido lubricante que ya estaba generando abundantemente.
    
    Yo sabía que la situación no era la más tranquilizadora, pero Alejandra me producía tales sensaciones que no atiné a detenerla. Además, pensaba que todo terminaría cuando yo le disparara unos lechazos en la mano. Y a la velocidad que iba ella, eso pasaría pronto.
    Mientras Alejandra estaba arrodillada a mi lado lamiendo mi verga palpitante, alargué la mano, le metí debajo de su mini, noté que llevaba una calza corta y elástica que se le metía en la hendidura de las nalgas. Sin pensarlo, alargué la mano e hice correr un dedo por sus piernas separadas. Ella gimió y movió ese culo hermoso y opulento.
    Esto era todo lo que yo necesitaba. Deslicé dos dedos por debajo del borde de la pierna y los llevé hasta su vulva jugosa. Ella estaba más caliente que cualquier mujer que yo hubiera tocado hasta entonces.
    --Sí, sí, sí --murmuraba con la boca entrecerrada sobre mi miembro mientras llevaba la cabeza hacia arriba y abajo.
    Estaba listo para llenarle la ...
    ... boca con mi semen caliente cuando repentinamente ella se apartó y me sonrió. Mi verga se balanceaba enorme y tiesa en el aire, aún brillando con su saliva.
    --Sacame las calzas --murmuró.
    Me senté. La posición hizo que mi cara quedase a centímetros de su excitada conchita. Le bajé la prenda junto con su bikini hacia los tobillos, recorriendo sus piernas largas y torneadas. Antes de que con ese movimiento llegara a los tobillos, sentí sus manos en mi nuca, haciendo que mi cara se inclinara acercándose a su entrepierna invitante.
    Sabía lo que ella deseaba y estaba loco por probarla. Deseaba gustar ese interior perfecto, rosado. Tomé sus nalgas y hundí la lengua profundamente en su vagina. Ella gritó y comenzó a temblar. Yo entraba y salía con la lengua mientras ella empujaba la pelvis contra mi rostro.
    
    Cuando terminó, cayó de rodillas. En esa nueva posición puso ahora su hendidura directamente sobre mi miembro, duro como el acero.
    - ¿Sabés cuántas veces me imaginé esto?, me dijo. La tenés más grande que la de mi novio -murmuró.
    --No es grande, está muy hinchada --le dije--. No lo he hecho desde hace casi un mes --metí otro par de centímetros en su interior. Deseaba meterla hasta el fondo y bañar su interior con abundantes lechazos calientes, pero al mismo tiempo quería que esto no terminara más.
    --Quiero que me digas cosas vulgares. Me gusta eso y mi novio nunca lo hace --me pidió enrojeciendo cuando hablaba.
    --Me gustaría llegar en tu garganta --le dije, elevando la ...