Mamandole a Arturo - Relatos Eróticos

Mamandole a Arturo

... debía de haber estado haciendo deporte. Sus bíceps estaban hinchados, alomejor había estado haciendo flexiones o algo... La verdad es que noté mi verga moverse debajo de mi pantalón. Me sonrió y apolló su brazo derecho sobre mi hombro, lo que casi me hizo enloquecer. "ven conmigo arriba". Me susurro al oído en su voz profunda. Me guió hasta su cuarto. Estaba más desastrado que la última vez. Había ropa por todas partes e incluso un condón usado en la esquina. Eso me confundió. Hace cuanto que llevaba eso ahí? Me miró a la cara y entendió lo que estaba pensando, "no te preocupes por eso, es que ayer me traje a una chica y aún no he limpiado nada" . 

Se tiraba a tías también? Porque eso me calentaba tanto? Fuí andando hacia la cama mientras el cerraba la puerta detrás de mi, pero me agarró de la cadera para frenarme. "Donde crees que vas? Ponte de rodillas en el suelo ahí". 

Me volví rojo, pero seguí sus instrucciones. El se sentó el la cama delante de mi, con sus piernas abiertas y el bulto en sus pantalones muy cerca de mi cara. Ahora podía oler su sudor mucho más, alomejor era que la zona púbica olía siempre más o quizás fuera que estuviera ahí abajo, pero fuera lo que fuera, me estaba volviendo su putita. Su mano derecha agarró la parte de atrás de mi cabeza, estiró mi pelo hacia atrás para que le mirase a la cara. No dijo nada, pero pareció darle placer verme a sus pies. Se frotó el bulto con su otra mano.

Movió su mano de manera que vi la forma de su polla ...

... moverse debajo de su chándal. Me acercó la cabeza y se bajó la bragueta, revelando que tampoco llevaba ropa interior. Empezé a lamerle la cabeza, aunque no estuviera dura del todo. Seguí bajando hacia la base del pene, hacia ese bosque que me ponía tanto, pero mientras lo hacía, su musculo se ponía más duro. Empezé a notar el sabor a su precum mientras lo hacía, y aunque fuera salado y no supiera bien, tragarmelo me encantaba. Miré hacia arriba, el no me estaba mirando, estaba bebiendo una cerveza. Pero no duró, porque enseguida se aburrió y me agarró de la parte de atrás de la cabeza. Empezó a empujarme la cabeza con delicadeza pero enseguida se convirtió en movimientos brutos y noté su verga embistiendome en la garganta, derramando sus fluidos. Mi nariz casi se sumergida en su vello púbico, y el olor me dominaba. 

Me empezaban a llorar los ojos, y me costaba respirar. Le miré a la cara, con la esperanza de que me viera y parase, pero me miró con una sonrisa grotesca y solo pareció darle más fuerza. Cada vez me embestia con más fuerza hasta que tuve que separarme de su verga, cogiendo bocanadas de aire. Su expresión cambió a asco, "vamos tío, si lo estabas haciendo bien, si además te estaba gustando. Que te crees que no veo la dura que la tienes"? 

Tosí un poco. Pensando en lo hinoputa que había sido Arturo. Me había utilizado como una puta o algo. Y mientras lo pensaba y decidí decirle que me iba se bajó de la cama y se sentó a mi lado, dandome un abrazo y posando su mano ...