1. Soy nueva en el vecindario y he hecho buenos amigos


    Fecha: 19/11/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos

    ... modelo de esas en pelotas. -Considéralo un honor que me haya desahogado contigo. Será guarro el tío, pensé. Y le colgué. A los dos minutos, vuelve a sonar el teléfono. Era el de nuevo. -Perdona Ana, me he comportado como un guarro. Sube por favor, ayúdame. Empezó a hacer pucheros y pensé: bueno, ¿qué puede pasar? No se va a atrever a hacerme nada. Yo soy joven y fuerte, y si se sobrepasa, con darle un manotazo, es suficiente. Así que subí y llamé al timbre. Abrió enseguida. -Muchas gracias. Muchas gracias, me decía. -Vamos a ver, le dije, ¿dónde tienes la olla? -Aquí está. Mi mujer ha dejado ragout preparado. Solo que hay que cocinarlo. Me puse a ello y no se movió del sitio. Lo que si pude notar es que me estaba radiografiando con sus ojos de arriba a abajo. Era un viejo verde. Después de un rato de cocinarlo, le dije como terminar y me fui de su casa. -Gracias, gracias, decía otra vez. Que pesado el tío. Subí a mi casa y me olvidé del viejo. Después de comer, me eché la siesta. Tras despertarme, me había excitado durante el sueño y vi que había mojado mis bragas. Decidí masturbarme. Recorrí mis labios húmedos, despacio, lentamente. Luego pasé a mi clítoris. Llevaba ya un buen rato y quedaba poco para que me corriera, cuando volvió a sonar el teléfono. -Mierda, ¿quién será ahora? Lo cogí y era José de nuevo. Me dijo que se le había quemado el guiso un poco y si podía volver a subir. -No te jode el tío pesado. Pensé tras colgar. Subí corriendo, sin darme cuenta de que ...
    ... iba en camiseta y bragas, y encima no llevaba sujetador. José abrió la puerta y al verme así empezó a caérsele la baba. Aun así no dijo nada y me llevó a la cocina. Se le había quemado casi toda la carne. Retiré la olla del fuego y lo apagué. En eso que José me tocó el culo. -Oye, ¿qué haces? -Nada, es que hace mucho que mi mujer y yo no lo hacemos. -Ya lo sé. Pero piensa que podría ser tu hija. Por cierto, ¿dónde está tu mujer? -Es que... Agachó la cabeza. Está aquí. -¿Que dices? Antonia salió de su habitación. -¿Qué es esto? Pregunté. Antonia habló: -Como ya sabrás, José y yo hace años que no hacemos el amor. Y como yo no puedo darle eso, habíamos pensado que podría hacerlo con una chica joven como tú. Yo estoy de acuerdo. Pensé que estaban locos, pero en ese momento noté una humedad en mis bragas. No había terminado de correrme, y no sé por qué, seguía excitada. La proposición de los viejos no me había quitado las ganas. Es más, me había dado más. Sin saber porqué y que locura me había dado, acepté. Total no tenía novio y mi calentura estaba al máximo. José me llevó a la habitación y me pidió permiso para quitarme la camiseta. Antonia se quedó mirando en el umbral de la puerta. Yo le dije que sí, que podía quitármela y él lo hizo. Acarició mis tetas jóvenes y bonitas con sus manos de viejo, pero a mí no me dio ningún repelús. Me dio por poner mi mano en su paquete. Se le estaba poniendo dura. Antonia me sonrió y me dijo que el funcionaba aún. Le bajé los pantalones y los ...