1. Cojiendo a la esposa de mi mejor amigo.


    Fecha: 23/11/2017, Categorías: Sexo Duro Autor: pancho31, Fuente: xHamster

    ... entre su cintura que palpaba, sus glúteos y sus piernas.Pero todo eso acompañado de un olor exquisito, indescriptible, hormonal, de hembra en celo. Con cada movimiento que hacia, le apretaba su cintura cada vez más y pude apreciar al menos la sombra de los pelitos de su sexo. Ya no aguanté más.Acerqué mi boca a sus piernas, a la altura de sus muslos y comencé a besarlos. Esperé su reacción unos momentos y no escuché el ruido de los tarros que movía, sólo noté la mayor tensión de su cuerpo. La seguí besando e inicié unos mordisqueos al inicio de sus nalgas. La tomé de la cintura con más fuerza y le dije: ¡Bájate!, con un tono de orden.Nos miramos a los ojos y sin más, comenzamos a besarnos tímidamente, como probando nuestros labios, luego fue más intenso, enredando nuestras lenguas, sintiendo nuestro aliento expelido por una cada vez, una más agitada respiración, la abracé, la traje hacia mí, la apreté, quería que sintiera mi arma, mi herramienta, lo duro que ya estaba, y que le quedaba a altura de su abdomen.Empecé a palpar su espalda, a levantarle su pijama, me doblé levemente para comenzar a gozar de sus tetas, sus pezones, esas dos cosas ricas que hacían descontrolar mi cuerpo, pues ya la estaba empujando con mucha fuerza sobre el mueble de la cocina. Sentí sus quejidos, mientras le sacaba la parte superior del pijama y a la vez, me bajé la parte inferior del mío. Tomé su mano y la puse sobre mi miembro. Sin más, me empezó a pajear. -¿Te gusta?, es todo tuyo, ¡quiero que ...
    ... te lo comas!-, le dije.Ella continuó pajeándome, mientras lo miraba con toda la calentura de su rostro, que jamás imaginé. -Estamos locos-, me dijo. Se sentó en el mueble de la cocina, a la vez que se bajó su short y pude ver su coñito, mientras separaba su pierna derecha y ponía su pie sobre ese piso enclenque. Sin más, besé sus muslos, no tengo descripción para ese olor a sexo puro, fuerte olor, exquisito de sus jugos. Pero oler no me bastó, pues como un a****l mordí sus labios: ¡¡¡AYYY!!!Cálmate, loco… por favor… ¡chúpame.fuerrrrte!. Metí mi nariz, hasta que no pude más y unas primeras succiones a su clítoris que no me costó nada encontrarlo. Ahí estaba, durito, mojado, rosado y disponible. No sabía a esa altura si era el olor, el sabor o lo que estaba viendo lo que me tenía transformado en un a****l. Pero tenía unas ganas locas de apretarla, metérselo sin importar si ella estuviese preparada. Era una excitación acumulada de años.-Vamos arriba, a mi cama-, me dijo. Mientras subíamos, nos fuimos tocando, ella, mi polla y yo, su trasero. Corrió a su cama, hundió su cabeza en su almohada, levantó su culo y me dijo: Ahora, te lo ruego, métemelo. -Todavía no, amor -. Acto seguido, metí mi lengua en ese culo y vagina de vicio. Le pasé la lengua por su ano, mientras con mis manos separaba sus cachetes, Recorrí con mi lengua desde sus muslos hasta su ano, varias veces, sentía sus jugos vaginales en mi mejilla, su olor era un perfume de sexo. Sus quejidos eran intensos, los míos ...
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