1. La reeducación de Areana (19)


    Fecha: 08/09/2017, Categorías: Dominación Lesbianas Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... mejilla izquierda de la pobrecita se veían las cuatro marcas rosadas que los nudillos habían dejado. Varias alumnas de la misma división, quinto primera, se estaban acercando sin poder creer lo que veían: Areana, la peor, la mala, la prepotente, la peleadora, abofeteada sin oponer resistencia y lloriqueando. -Lu, si no lo veo no lo creo. –dijo una de las colegialas. -Hola, Graciana, pero creelo porque es verdad, Tenemos a una nueva Areana. Ya les voy a explicar. Ahora entren que nosotras tenemos que decirle algo a esta perrita. -¿Perrita?... mirá vos… ¿sabés que siempre quise tener una mascota?... –dijo Graciana con una sonrisa sugerente y se dirigió junto con las otras hacia la entrada de la escuela. -¿Oyeron lo que dijo? –preguntó Guadalupe con expresión entusiasmada. -Claro que sí. –respondió Lucía. –A lo mejor es de las nuestras. Y vos oíme mirando al piso, trola. –agregó dirigiéndose a Areana: -A partir de ahora vas a llamarnos señorita Lucía, señorita Rocío y señorita Guadalupe y nos tratás de usted. -Sí señorita Lucía… -murmuró Areana y esa respuesta le valió que Lucía volviera a enderezarle la cabeza y le diera otra fuerte bofetada con el dorso de la mano. -¡¿Quién te ordenó que hablaras, pelotuda?! Presa del dolor por el golpe, de la confusión angustiante y del miedo, Areana estuvo a punto de pedir perdón, pero controló ese impulso porque creyó que debía permanecer en silencio. Sin embargo, Lucía le exigió casi a los gritos: -¡¿Alguien te ordenó que hablaras?! ...
    ... ¡Contestame, tarada! Con las lágrimas descendiendo por sus mejilas, Areana murmuró mientras Rocío y Guadalupe sonreían sádicamente divertidas: -No… no, señorita Lucía… No… -¡¿No qué, pelotuda?! –la hostigó Lucía. -No… nadie me… me ordenó que hablara… -musitó Areana con la voz quebrada por una dolorosa tensión sicológica. Mientras tanto, Rocío y Guadalupe seguían entusiasmadísimas la situación, sintiendo que se confirmaba todo lo que Lucía les había prometido respecto del intenso goce que iban a experimentar dominando a Areana. -¡¿Y entonces por qué hablaste?! –se sumó Rocío, decidida. -No sé, perdón… yo… -y esta vez fue Rocío quien le pegó una bofetada provocando la risa de Guadalupe. -Bueno, ahora oíme bien, puta. –dijo Lucía tomándola de un brazo, con fuerza. -Ahora vas, te metés en el baño, vas mirando tu relojito y entrás al aula diez minutos tarde. -Pero… -murmuró impulsivamente Areana al oír la insólita orden, lo cual le valiò otra fuerte bofetada por parte de Lucía. -¡¿Sos pelotuda o qué?! ¡Dejá de desafiarme o te llevamos al baño y te recagamos a piñas¡ ¡¿Oíste?! Areana temblaba, con su mejilla derecha enrojecida por el nuevo golpe, dado también con el dorso de la mano. -Pedí perdón. –intervino Rocío dándole un golpecito en la nuca con el puño cerrado. -Pe… perdón, señorita Lucía… -dijo Areana con voz apenas audible y ganada ya por una profunda angustia que convivía dentro de ella con una oscura excitación que le costaba asimilar. Rocío y Guadalupe, a una orden de Lucía, la ...
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