1. Tocárselo a mi vecina delante de su marido


    Fecha: 11/12/2017, Categorías: Sexo con Maduras Lesbianas Autor: Margaryt, Fuente: CuentoRelatos

    ... mucho últimamente; cosa que no había hecho nunca. Mi Paco, cuando lo hacemos, cada vez es menos cariñoso conmigo y solo me hace "un aquí te pillo..." Él no lo sabe, pero desde que es menos cariñoso ya no me corro cuando lo hacemos; y para remediarlo, después de que me penetre Paco, estando a solas, me toco hasta tener un orgasmo. Rosa se desahogó conmigo y después de hablarme y contarme como lo hacía consigo misma, rio nerviosa; entonces le dije: —¿Y cuál es el problema?, Rosa. — Que no me acabo de sentir cómoda tocándome, siempre me ha gustado que Paco me llevara al orgasmo y ahora es como si sintiera que hago algo malo o pecaminoso, sin ser yo muy creyente. —Rosa, yo, siendo más joven que tú, no tengo tabús y creo saber lo que te pasa: Cuando yo me toco me siento muy bien conmigo misma; para mí es una liberación de los deseos, tan natural como comer o lo contrario. Tu sentimiento de culpa, casi seguro, viene de una educación algo más estricta que la mía. Mi consejo es que liberes tu mente, que el sexo es tan natural como reír y cantar. Paco entró de pronto por la puerta de la casa, interrumpiendo nuestra conversación y saludándonos a las dos. —Buenas tardes chicas, estáis con vuestros cotilleos —dijo Paco igual de borde que de costumbre. Después, el marido de Rosa fue a la cocina y se trajo una lata de cerveza "de medio litro", se sentó en la mesa frente a nosotras y comenzó a hablarle a Rosa: —Rosa, esta chica es bonita y muy joven; me gusta que tengas amigas —dijo con un ...
    ... tono de voz "relajado" por la bebida pero sin haber llegado al punto que le gustaba a él, por lo que yo había visto otras tardes. Paco tenía unos cuarenta y cinco años, diez más que Rosa y más de veinte mayor que yo. La mesa junto a la que nos sentábamos era una mesa redonda de las antiguas: con ropa de mesa y un brasero que parecía "un ovni"; uno de esos braseros que odia mi madre. Rosa y yo estábamos sentadas la una junto a la otra en el sofá biplaza, teniendo la tele a nuestra izquierda y, Paco estaba frente a nosotras sentado un una butaca individual; teniendo él la tele a su derecha. Mientras Paco hablaba sin parar, vimos una película muy antigua sobre la supuesta Antártida, la peli, de mala que era se hacía divertida. Rosa era la única que prestaba atención a la película, le encanta el cine antiguo aunque sea de serie B; Paco sin embargo no dejaba de decir chascarrillos idiotas mientras "devoraba" un paquete de pipas y, se metía en su gran buche el contenido de la lata de cerveza. Yo por mi parte tenía el pensamiento puesto en conseguir atraer a Rosa, mi deseo hacia ella era cada vez mayor. Estando sentadas en el sofá junto a la mesa, nuestros brazos y muslos se rozaban al calor del brasero; me dijo Paco de manera algo vulgar: —Margarita, tú ya tienes que tener el coño negro, perdón, pelirrojo quise decir, ¡o sea!, que tendrás más de dieciocho y ya puedes beber, ¿quieres una cervecita?, que Rosa solo bebe cuando salimos a la calle y aquí no me acompaña. —Gracias Señor, ...
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