1. Tocárselo a mi vecina delante de su marido


    Fecha: 11/12/2017, Categorías: Sexo con Maduras Lesbianas Autor: Margaryt, Fuente: CuentoRelatos

    ... pero solo bebo Coca-Cola o agua y como yo tenga "el mismísimo" no es cosa suya; para su información tengo 23 años. Él se levantó de un salto y al poco me trajo una lata de Coca-Cola, un vaso con hielos y un trocito de limón. A Rosa (sin haberle pedido nada ella) le trajo lo mismo que a mí. Mientras él estaba en la cocina Rosa me pidió perdón por la actitud de su marido: —Margarita, siento la forma de hablarte de mi marido, se le nota la bebida; perdónalo. —Ya está perdonado Rosa. Hacía mucho frío en el mes de enero, aunque no tanto como varios años atrás. El brasero daba confort pero la estancia no acababa de calentarse del todo, por lo que nos arropamos las dos con la ropa de la mesa, casi hasta los hombros; Paco sin embargo no se arropaba, el ya llevaba el calor en el cuerpo. Mi muslo derecho rozaba con el muslo de Rosa, Su pierna estaba muy caliente; el brasero ya había hecho mella en ella. Al rozarse nuestros muslos, ella, no solo no retiraba su muslo de mí, sino que, como sintiendo un calor de amigas "u otra cosa" lo apretaba más contra mi blanco y pecoso muslo. Mi chocho ya estaba en el punto de cocción; ese punto en el que mis labios internos se inflan de flujo sanguíneo y salen al exterior como dos medusas rosadas y, húmedas como una boca después de besar. Paco se "trincó" en poco más de media hora dos latas de esas de 50cl de cerveza, por lo menos ya no hablaba tanto, estaba como hipnotizado con la película por el efecto de las reiteradas cervezas desde que, a saber ...
    ... cuándo, empezara en el bar. No quise que fuera algo intencionado, sino algo casual, por eso, bajo las enagüillas de la mesa posé mi mano derecha sobre el muslo de Rosa, pero solo por la parte más exterior de este, la que pegaba a mí. Dejaba la mano sobre su regordete y bello muslo y la retiraba para coger el vaso de Coca-Cola y beber; volviendo a ponerla sobre su tensa y cálida piel. Alcé mi mano "arrastrándola por su muslo", hasta colocarla en la parte interior del mismo, suavemente, acariciándola. Giré la cabeza para ver el rostro de Rosa y comprobé que seguía pendiente de la tele, pero con los ojos muy abiertos, no hubo ninguna mirada de reproche; como dejándome hacer. Fui muy tierna con Rosa, mi rellenita y bella rosa, fui tan tierna como era ella. Mi mano derecha abarcaba todo su muslo izquierdo, desde su rodilla hasta su ingle. Al llegar a su rodilla la acariciaba haciendo círculos; luego ascendía para rozar con mis uñas esmaltadas la suave piel del interior de su muslo. Tras un ratito y, sin dejar de vigilar a Paco disimuladamente, introduje mi dedo índice por el filillo de sus bragas rozando sus rizos suaves y sin recortar. A los pocos minutos le acariciaba todo su sexo, "empapado como el campo tras la tormenta", tanto que mis dedos, para entonces ya se lo magreaba con tres dedos; los cuales estaban impregnados en su gelatina, muy fluida y caliente. Miré el rostro de Rosa y vi sus labios entreabiertos y su respiración acelerada. También miraba ella con el rabillo del ...