1. Me tiré a mi amiga culona


    Fecha: 16/12/2017, Categorías: Hetero Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos

    ... decidí masturbarme. ¿Qué había de malo en ello? Al final me había excitado con su visión, aunque no era mi tipo de mujer, y debía aliviarme. Empecé a masturbarme como solía hacer. Despacio, lento al principio, saboreando cada movimiento y luego acelerando sin parar, hasta llegar al orgasmo. Veía la cara de Liliana mientras lo hacía, con su sonrisa que iluminaba su cara. Casi al final, empecé a gemir su nombre bajito. Liliana, Liliana, Lili... a... a... naaa. Un gran chorro de semen salió de mi pene, y fue acompañado de dos mas, hasta que terminé de echarlo todo. Me limpié bien con el agua y cerré el grifo. Estaba agotado, la verdad. Salí de la ducha y me puse mi bata. En eso sonó el teléfono. Era Liliana. Me pidió perdón por si me molestaba, pero necesitaba preguntarme algo del trabajo. Estuvimos un rato hablando de cosas del trabajo, y entonces me sentí mal de pensar que acababa de meneármela pensando en ella. Colgué el teléfono tras despedirnos hasta el día siguiente. Pasaron unas semanas y nos hicimos buenos amigos. Yo seguía sin que me atrajera físicamente, aunque aquella vez me masturbara pensando en ella. Escuchaba lo que me contaba y tengo que reconocer que alguna vez me quedaba absorto. Pero si no me atrae, ¿porque me pasa esto? Después de un mes más, me di cuenta de que me gustaba Liliana. Su cara era preciosa, pese a que como os dije, casi siempre llevaba el pelo recogido. El problema era que cuando miraba hacia sus caderas, ya no me gustaba tanto. Pero bueno, ...
    ... ¿soy idiota o qué? No podía gustarme solo su cara y el resto de su cuerpo, de cintura para abajo, no. La solución llegaría una semana más tarde. Tan amigos como éramos, ella no veía en mi nada sexual, bueno eso pensé entonces, me había confesado en una ocasión que no había tenido suerte con los hombres. Debido a su peso y su constitución, solo había hecho el amor con dos hombres en su vida, y con el segundo fue desastroso. -A ti puedo contártelo. Me dijo apoyando su mano en la mía. En ese momento pensé que solo me veía como su amigo gay. Por un lado lo agradecía, porque no le atraía. Pero por otro, la pequeña parte que me gustaba de ella, me sentía mal. Vamos que estaba hecho un lío. -Ese tío, me llevó a la cama, siguió contando, pero cuando estaba desnuda y él se disponía a desnudarse, me dijo que le daba asco mi cuerpo. Que como podía ir por la vida con ese culazo y esas piernas. Que adelgazara, que estaba gorda, y que ni siquiera merecía que se hiciera una mísera paja pensando en ella. Al oír esto no pude aguantar unas pequeñas lágrimas que brotaron de mis ojos. -¿Cómo puede haber personas así, Liliana? -No lo sé. Hay personas que solo ven el físico. Y tú, en parte, eres una de ellas. Pensé. Un día, al salir de trabajar, Liliana me invitó a acompañarla a comprarse ropa. Ya sabéis lo poco que nos gusta a los hombres acompañar a una mujer a comprarse ropa, con lo que tardan en elegir. Pero acepté porque es ella y por lo bien que nos llevamos. Quería comprarse unos vaqueros y ...