1. Me venció la victoria


    Fecha: 24/12/2017, Categorías: Infidelidad Confesiones Autor: Milfseduce, Fuente: CuentoRelatos

    ... profesional para los alumnos y alumnas de este tipo de actividad física. Yo lo contraté, pues es mi responsabilidad, y no me equivoqué, pues además de su experiencia, hizo que aumentara el número de alumnos, y el negocio mejorara todavía más. El criterio para seleccionarlo fue estrictamente profesional, como es con los demás: sean hombres o mujeres. El plus que tenía es que había se había capacitado en EU. Mi relación con los y las instructores es y ha sido de trabajo, profesional, sin extralimitarse absolutamente en nada, pues a final de cuentas es un negocio y es fundamental la atención y el servicio que se les ofrece a los que asisten a las clases. Sin embargo, con este joven la relación fue diferente pues la iniciamos por compartir la preocupación por actualizarnos y mejorar en el conocimiento de cada ejercicio y comprobar los resultados de nuestros clientes. Así que llegamos a compartir clínicas o diplomados de actualización de Pilates, o de nutrición. Discreto, serio y profesional. Ese era su comportamiento en general. Conmigo, respetuoso y cordial. Al igual que con mi marido, que en ocasiones llegábamos a coincidir los tres, pero todo en el orden profesional, como en algunos de estos cursos o seminarios o en la supervisión del negocio. Con el tiempo la confianza se instaló en nuestra relación y en una ocasión me extendió una invitación a cenar. Yo le pregunté si era para conversar aspectos del trabajo o qué, y no, él me dijo que era personal, que sentía empatía ...
    ... conmigo, no solo como su jefa sino como mujer, que me quería conocer en otro ámbito, no en el laboral, sino en otro más relajado, como en un restaurante. Yo me negué y le dije que nuestra relación era de trabajo y nada más. Que me parecía una persona agradable y punto. Mi negativa fue contundente. Lo aceptó y me dijo que le apenaba haber provocado una situación de incomodidad y se disculpó. La relación continuó sin contratiempos, cuando coincidíamos me saludaba cordialmente y yo a él, como personas maduras, como si nada hubiera pasado. En ocasiones él me daba alguna clase y nunca dejó de ser respetuoso conmigo. Admito que me gustaba que me diera clase pues me hacía trabajar muy bien las diferentes partes de mi cuerpo. Por obvias razones llegaba a tocar partes de mi cuerpo pero sin malas intenciones. Reconozco haber sentido como miraba, eso sí, discretamente, mi trasero u otra parte de mi cuerpo, los cuales resaltaban por el tipo de leggins que llevaba, ajustados y de colores. De igual manera yo observaba sus clases, como buen profesional que era y punto. Algunas chicas y señoras les gustaba tomar clase con él, pues además de que era muy bueno como instructor, influía su presencia pues tenía un cuerpo bien formado, espaldas anchas, hombros redondos, brazos fuertes, cintura reducida, piernas bien proporcionadas, delgado, no voluminoso. Me daba cuenta como lo miraban, ellas en particular, con dejo de coquetería. Yo en realidad no me había detenido a verlo en detalle, pues ni lo veía ...
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