1. Me venció la victoria


    Fecha: 24/12/2017, Categorías: Infidelidad Confesiones Autor: Milfseduce, Fuente: CuentoRelatos

    ... seguido y cuando así era, me limitaba a la supervisión del negocio. Sin embargo, a raíz de los comentarios, empecé a poner atención en su cuerpo y cuando tenía oportunidad lo miraba pero discretamente, de manera que no lo percibiera y sí, en efecto, en una ocasión que fui a visitar la sucursal donde trabajaba, cercana a mi domicilio, confirmé lo que se decía, y debo aceptarlo, tenía un cuerpazo pues en aquella ocasión traía unos pants pegados de color azul rey y una playera de color blanca ajustada. Las diez camas del Pilates, no sé si por esa situación, estaban llenas de mujeres y había otras tantas esperando la siguiente sesión. Yo terminé por mirarlo también, aunque más detenidamente y pensé cómo no había puesto tanta atención en su figura corporal. Empecé a visitar más esta sucursal para coincidir con él, además de quedaba cerca de mi casa, sin saber el porqué, o más bien, sabía por qué, aspecto que ya no me gustaba y que me lo reprochaba constantemente. Sin embargo, me agradaba verlo y bueno, decía entre mí, “no peco por echarme un taco de ojo”. Supongo que se dio cuenta que iba más seguido y por qué, pues ya no dejó de usar esa vestimenta (pants y playeras ajustados) y en verdad yo no podía hacerme de la vista gorda con ese cuerpo que se cargaba ese joven, bueno, ya no tan joven, no era fácil que pasara inadvertido. Yo hice algo similar: cuando me programaba para ir a esa sucursal, llevaba faldas cortas o leggins de colores llamativos. Pero hubo algo en él que hizo que ...
    ... no me prestara ya tanta atención, tal vez fue una estrategia inducida por él ante la negativa a salir a cenar. Me moleste conmigo misma: cómo era posible que me estuviera pasando esto, una señora de 55 años, aparentemente racional y ya con una vida hecha, lidiando con esa situación. El negocio iba viento en popa y mi esposo propuso que se abrieran dos sucursales en Centroamérica. Se hicieron los trámites y todo estaba listo para abrirlas. Sabía que parte del crecimiento del negocio se debía al profesionalismo y a la imagen que representaba este joven para el negocio, así que mi marido lo propuso para que fuera a hacerse cargo de las dos sucursales; me pidió mi opinión y ante lo la situación que estaba viviendo no dudé en decirle que me parecía perfecto. Resultaba excelente tanto para el negocio como para mí. No me gustaba para nada que mis pensamientos estuvieran donde no deberían estar. Esto me dio tranquilidad y certidumbre y sobre todo paz, paz espiritual, paz conmigo misma, con mi familia y sobre todo con mi marido. Cuando se le informó le pareció bien, pues significaba progreso en todos los órdenes. Se acercaba la fecha en que tenía que irse, sin embargo, me buscó días antes para darme las gracias y disculparse nuevamente por el atrevimiento que tuvo de invitarme a cenar. Le respondí que no se preocupara, que había cosas que simplemente solían suceder y que hacíamos lecturas diferentes de la realidad y de las personas. Yo sabía, aunque negara sus intenciones, por qué me ...
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