1. Violador a medianoche


    Fecha: 16/01/2018, Categorías: BDSM No Consentido Autor: Lib99, Fuente: CuentoRelatos

    ... previo aviso, avanzó un paso y lanzó una feroz patada contra la entrepierna del violador. Sintió en su pie como los genitales se aplastaban contra los huesos pélvicos y como el piercing que brillaba en el escroto se clavaba en éste. Sin emitir un solo sonido, congestionado, incapaz de respirar, el hombre se dobló sobre sí mismo y no cayó al suelo únicamente porque dos de los agentes le seguían sujetando. Miró a su alrededor, sosteniendo la mirada a los demás policías hasta que, uno por uno, la fueron apartando. –Ahora quiero darme una ducha y vestirme. Así que ya os estáis largando todos de aquí. ¡Y llevaos esa escoria! Obedecieron sin mediar palabra, arrastrando fuera del apartamento al inconsciente agresor. –Capullos incompetentes –murmuró mientras cerraba la puerta con un golpe–. – II – El metálico sonido de la cerradura al abrirse rompió el pesado silencio del interior de la celda, como si una imaginaria fractura hubiese rasgado el tiempo, paralizado dentro de aquellas cuatro paredes insonorizadas. El detenido miró hacia la puerta y vio recortarse contra el vano una figura familiar. Era la agente que le había detenido. Alta, esbelta, hermosa, la falda pegada a sus caderas y ligeramente por encima de las rodillas permitía admirar sus largas y preciosas piernas. La presión sobre los botones de la blusa sugería el poderío de unas tetas no muy grandes pero sí erguidas, firmes, rotundas. Sobre sus hombros se elevaba un largo cuello y sobre él una bella cabeza de corto ...
    ... cabello rubio y rasgos duros pero sin duda atractivos. El hombre recordó la detención ocurrida la noche anterior. Aún le dolían las pelotas por la “caricia” de su captora. También recordaba su cuerpo desnudo, tenso y asustado, a su merced durante unos instantes que rememoraba con enfermizo deleite una y otra vez cada hora que permanecía allí encerrado. Notó una nueva erección. Ella se situó de pie frente al preso, erguida, con las piernas ligeramente abiertas, un brazo en paralelo al cuerpo y el otro en jarras, sujetando la cadera, en estudiada postura que abría hacia un lado la chaqueta sastre para permitir ver en su cintura la placa, las esposas y la cartuchera. –Detective Landera. Detective Susana Landera, ¿no es así? Un placer volver a verla. El detenido pronunció las palabras despacio, siseante, como si destilara veneno entre los dientes. Lo que más molestó a la policía fue su sonrisa. Sardónica, sádica, intencionadamente ofensiva, aunque no permitió que él lo notara, manteniendo su rostro inmutable. –¡Quítate la ropa! Lanzó la orden con incontestable autoridad, sin elevar la voz ni mostrar emoción alguna. El detenido hizo un gesto de sorpresa. –Ya me has oído. Ponte en pie y desnúdate. Él volvió a sonreír, evidenciando el placer que hallaba en aquella inesperada situación. Se levantó sin apartar la mirada de los ojos de Susana, comenzó a desvestirse, despacio, como si realizara un striptease. Pantalón, camiseta, calzoncillos… Cuando terminó se quedó frente a la detective, en ...
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