1. Curiosidad y placer (II)


    Fecha: 23/01/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... emergió una exclamación gutural, sus brazos me estrecharon con gran fuerza y su boca se aplastó contra mi cuello mordiéndome y murmurando frases casi ininteligibles, producto del clímax alcanzado. Minutos después, su cuerpo se relajó un tanto, se colocó casi boca arriba en la cama sin dejar de estrecharme pero ahora suavemente, como entregándose al éxtasis del momento vivido. Por mi parte pese a la erección que tenía tras haber sido testigo y desencadenante de semejante orgasmo, no pretendí siquiera intentar una penetración que aliviase mis propios deseos. La dejé reposar, la acaricié apenas rozando su piel con mis manos y saboreé mis dedos aún empapados de sus flujos, comprobando un gusto agradable y dulzón que me devolvió la erección casi perdida. Vuelto boca arriba, con mi brazo izquierdo debajo de su cabeza, con los ojos cerrados y aún con los dedos de mi diestra entre mis labios, siento que su mano me acaricia, primero la cara, desciende a mi cuello y se posa en el pecho. Su cabeza se levanta y su deliciosa carita vuelve a quedar frente a la mía, sonriente. Su boca se aplasta en mi boca, su lengua penetra entre mis labios y su mano desciende por mi abdomen hasta alcanzar mi pubis y abrazar con sus dedos mi falo erecto, iniciando un movimiento de arriba hacia abajo, estirando y remangando el prepucio y provocándome una sensación de gozo fenomenal. Sin casi darme cuenta, aquella boca carnosa y apetecible desciende por mi pecho, mordisquea mis pezones, introduce le lengua ...
    ... en mi ombligo llenándolo de su saliva, sigue hacia mi entrepierna y abraza mi glande con fuerza para después sustituir el movimiento de su mano con el de su propia boca y su lengua, introduciendo y sacando rítmicamente mi pene de ella. Cerré mis ojos producto de las sensaciones de placer que experimentaba. Solo me limité a apretar con una mano la sábana debajo de mí y enredar los dedos de la otra en sus cabellos, acompañando los movimientos de su cabeza que subía y bajaba, tanto que engullera o sacara mi pene de su boca. En ese mismo instante, en medio del éxtasis que estaba viviendo, comencé a sentir la misma sensación que días atrás había experimentado con Roberto, por momentos me pareció y casi creí que era él, quién me estaba chupando tan maravillosamente la verga.Sentí que el orgasmo me llegaba, tensé instintivamente mis piernas y comencé a proferir gritos apagados de: me vengo...me vengo... no aguanto más..., mientras el movimiento de la boca que me succionaba se hacía cada vez más intenso y como cuando Roberto, la mano en mi verga se aferraba firmemente al tronco, como para que ésta no saltara junto con mi eyaculación. Y me vine. Sentí como el semen recorría como torrente mi uretra y saltaba espasmódicamente dentro de la boca golosa de mi compañera, que no dejó de chupar hasta sentir la flacidez de mi miembro y aún allí su lengua se encargó de sorber las últimas gotas de esperma, ordeñadas por su mano que ahora dulcemente exprimía mi miembro desde la base al glande ya ...