1. En medio de los dos


    Fecha: 19/02/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... en la boca, ya con unas gotas de líquido preseminal brillando en su pulida superficie. Sus manos me aferraron por los hombros y su pelvis empujaba su miembro hacia mi garganta. Felipe mordisqueaba y lamía mis nalgas firmes y redondas, y de vez en cuando deslizaba sus dedos grandes sobre mi orificio, en tanto que Mario jugueteaba con mi espalda y mis cabellos. Felipe se detuvo un momento y dijo: enseguida vengo.Cuando volvió traía un poco de vino en un vaso, que derramó sobre mi espalda y mis glúteos. Una inenarrable sensación de frescura me invadió, mientras él bebía las gotas que resbalaban por mi piel. Era algo grandioso y sorprendente que yo no había experimentado nunca, como el hecho de encontrarme con aquel par de gigantes follándome al unísono. Mario embestía por el frente, y sus manos acariciaban la base de su tronco y mis labios, pasaban por sus grandes bolas y luego iban a mis hombros y mi pelo, gozando con lo que yo hacía. Mis dientes y mi lengua jugaban con su cabeza como si se tratara de un caramelo. En una de esas; Mario se inclinó y con sus enormes dedos asió mi trasero y se introdujo por mi culo. Así quedó enganchado unos segundos, mientras yo acusaba algo de dolor. Luego Felipe metió uno de los suyos, y yo percibí la quemante sensación de sus gruesos dedos hurgando a la par en mi trasero. Felipe entró y salió, preparando el asalto.Sus dedos se movían vibrantes mientras el de Mario se sostenía quieto, curvado sobre su cueva. Felipe apoyó la punta de su mástil ...
    ... directamente en mi orificio y Mario retiró su dedo. Sentí la presión que Felipe hacía para penetrar. No lo consiguió al primer intento, y entonces vertió unas gotas de vino. Con ese líquido como lubricante jugueteó unos segundos, humedeciendo mi esfínter y produciéndome una oleada de frescura, y de pronto sentí que se alojaba dentro de mí. Fue una penetración aguda, rápida, cálida y fresca. Como quiera que sea, la invasión hizo que mi cuerpo se tensara un poco, y mis labios apretaron la verga de Mario que emitió un gruñido de satisfacción.Pero lo mejor todavía estaba por venir. Felipe echó el cuerpo atrás y luego volvió con más brío hasta introducirse completamente. Su miembro llegó hasta no sé donde, pero yo lo sentí tan profundo que mi cuerpo vibró involuntariamente. Y luego otra vez. Y otra. Qué manera de joder. Rápido y profundo. A su largueza añadía la forma esbelta y puntiaguda de su glande, lo que felicitaba conquistar nuevas profundidades en cada embate. Y cada vez yo me precipitaba sobre el cuerpo de Mario, atragantándome con ese enorme trozo de carne suyo que exploraba mi garganta. El volumen y grosor de Mario apenas cabía en mi boca y la saeta de Felipe ensartaba mi culo con fuerza. Sus bolas colgantes chocaban contra mis muslos, mientras yo sostenía las de Mario en mi mano.Uno por delante y otro por detrás encontraron algún modo de coordinar sus movimientos y uno me lanzaba sobre el otro. Yo era una bola que ora caía ensartado en un mástil y luego en el otro. Iba ...
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