1. En medio de los dos


    Fecha: 19/02/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... ganador, y nos tomamos el resto de las copas a su salud y servimos nuevas bebidas. Herido por el amor propio, Mario lo retó para romper el empate. En la mesita de centro sus brazos y los vasos llenos de líquido vibraban: los dos colosos, uno de mármol café claro y el otro blanco sacaban la casta y empeñaban todo su esfuerzo en vencerse uno al otro: Por unos momentos Felipe pareció repetir el triunfo, pero Mario se sobrepuso y evitó una rápida derrota. Los brazos y los rostros de ambos temblaban. Fue Mario el que, en un esfuerzo sobrehumano, metió toda la herencia de su raza y abatió el brazo de Felipe. Con todo y mesa y vasos. El líquido nos mojó a todos, y además a Mario le cayó el recipiente de los hielos encima. Empapados y riéndonos, empezamos a limpiar. Nada se había roto. Felipe trajo unos trapos de cocina y una toalla para que Mario se secara un poco. Se quitó la camisa y yo solícito le ayudé a tallarse con la toalla. Felipe notó algo y nos miró entre sorprendido y curioso. Yo llevé la toalla al baño, y al regresar noté como los dos me miraban con una sonrisa maliciosa y divertida. Supuse que algo habían estado hablando de mí pero no reparé demasiado en ello. Felipe se había quitado también la camisa y se había desabotonado el jeans, por lo que me quedé mirándolo. Un hilillo de vellos suaves, de tonos castaño claro, bajaba por su vientre hasta perderse bajo la línea de su pantalón. El notó que lo estaba viendo, y yo traté de disimular. Me sentí de pronto nervioso, y ...
    ... tomé los vasos y los llevé a la pequeña cocina para lavarlos. En eso estaba cuando sentí la presencia de Felipe, que se colocó detrás de mí, y con voz suave me dijo: ¿quieres que te ayude? No, dije, no. Yo los lavo. Pero él insistió y rozó con sus partes mi trasero. Yo sentí una descarga eléctrica correr por todo mi cuerpo, pero traté de mantenerme ecuánime. Ya me dijo Mario… repuso él. ¿Qué te dijo? Le pregunté. Enrojeció un poco, y titubeando repuso: puesss… todo. No sé que te dijo, le contesté, y volví a la sala. En esos momentos Mario se quitaba el pantalón mojado, quedándose en un bóxer negro que le quedaba estupendamente, pero que también estaba empapado por el vino. Traía unas gotas todavía sobre el vientre, que yo sacudí con la mano, que él retuvo y me dijo: ven. Me tomó y me acarició la espalda, pero yo le dije que Felipe estaba ahí, y arguyó: No hay cuento con Felipe. Es más, me preguntó si podrías… hacerlo con él también… Yo me sorprendí, pues jamás me había pasado por la mente estar con dos hombres al mismo tiempo, y en esos momentos Felipe llegó por detrás y entre ambos me aprisionaron. El olor del vino derramado en los cuerpos me embriagaba un poco, y no dije nada. Los dejé hacer a ambos, y me condujeron a la recámara. Entramos a una habitación en penumbra, apenas iluminada por una lamparita suave que no alcanzaba a disipar las tinieblas. Entre los dos me desnudaron, lenta y cadenciosamente. Mientras uno me quitaba la camisa el otro me despojaba del pantalón. ...
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