1. El técnico


    Fecha: 21/02/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... miércoles. Yo regresaba a casa a las seis de la tarde con lo que tenía tiempo sobrado para ducharme y ponerme cómodo, mas que nada para estar a punto por si surgía lo que a mi no me cabía ninguna duda que iba a surgir. Además, aproveché, me puse un vaquero que me sienta bastante bien, marca mis piernas y un paquete genial, y una camiseta blanca de mangas cortas que también realza mi pecho. Como un clavo estaba a las 7,30. A las 7,45 ya había arreglado el problema. A las 7,50 nos estábamos tomando una cerveza en la cocina y ahí siguió lo inevitable. Yo seguía mirándolo de la forma mas descarada posible y me di cuenta que él también se fijó en mi paquete y que, aunque al principio de una manera furtiva, pero que una vez se dio cuenta que yo me lo tocaba para ir poniendo derecha mi polla conforme iba creciendo (otra vez tenia una erección de caballo) ya las miradas eran mas directas e intensas. A partir de ahí, todo vino rodado. Me acerque a el, le quité la lata de cerveza que estaba tomando y le besé. De verdad que no temí que su reacción fuera negativa, al contrario, sabía que me iba a responder. Y así lo hizo. Nos fundimos en un beso apasionado. Mezclábamos nuestras salivas, nuestras lenguas...una pasada. A la vez que nos besábamos, ya nuestras manos no podían aguantar más y empezaron a recorrer el cuerpo del otro, el pecho, la espalda, el culo, y al final, el paquete. Si mi empalme era de caballo el suyo era de elefante. ¡Vaya tranca que podía sentir a través del pantalón! ...
    ... Nuestras manos ya no exploraban nuestros cuerpos, ya eran garras que lo único que querían eran quitar la barrera de ropa que las separaban de la piel. Fue visto y no visto, estábamos los dos desnudos en la cocina (menos mal que la calefacción de la casa funciona muy bien). Tan pronto estuvimos desnudos, él comenzó a besarme y a morderme el pecho. Me besaba, me mordía me lamía, y fue descendiendo hasta el vientre donde su actuación seguía siendo la misma. Aunque en la cocina estábamos bien (más morbo si cabe) le indique que estaríamos más cómodos en la cama. Dicho y hecho, nos subimos a mi habitación y allí comenzó una batalla sexual como pocas veces la he vivido. Tal cual nos tumbamos, de nuevo estábamos enzarzados y esta vez ya no era él solo el que me besaba, mordía o lamía. Yo no quería perder la oportunidad de saciarme de aquel cuerpo. Era increíble la dureza de su pecho, la turgencia de sus pezones, pequeños pero duros. Esta vez fui yo el que primero se fue deslizando por su vientre (formado y con unos músculos ....creo que la expresión que se usa para nombrar a un vientre así es "lavadero"), pero la verdad es que no quería tampoco perder mucho tiempo en esa zona. Ya había visto la tranca que se gastaba y quería degustarla a tope. No era nada bestial. Calzaba lo que yo, unos 17 cm. pero un poco (quizás un mucho) mas gruesa., pero no tanto como para no poder tragarla. Y así lo hice. Empecé a chuparle el capullo, sonrosado y ya "goteando" pero no podía contenerme así que ...