1. Mi verano en Londres


    Fecha: 01/03/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... cuando nos llevaba dulces a la casa donde vivíamos los empleados, a 50 m. del Hotel, quedando una de las calles del campo de golf de por medio. Siempre lo llamábamos por la línea interna del hotel cuando en plena noche deseábamos un dulce, una coca-cola, un vodka...cualquier cosa a su alcance. Una noche sobre las tres de la mañana, yo estaba sentado viendo un programa de la BBC en el salón de la casa, cuando sonó el teléfono. De inmediato lo cogí. Era José y llamaba para saber quién estaba despierto a esas horas. Me dijo que la noche estaba tranquila y que estaba aburrido, que fuera al hotel a hacerle una visita, para charlar un rato. En 10 minutos nos encontramos en las puertas de las cocinas. Allí estaba él, con sus pantalones en los que se marcaban las costuras de los slips, y la chaqueilla negra, cuyos botones a la altura del pecho, parecía que iban a reventar, en pie, recostado en la pared, y con su constante sonrisa picarona en la cara. –Nada que estaba aquí aburrido y necesitaba charlar con alguien, ya sabes las noches se hacen eternas cuando no hay nada que hacer-, entonces yo le pedí que entrara a por una botella de vodka, se me apetecía tomarme un cubata en condiciones, y eso el Inglaterra era un lujo. En cinco minutos estaba de vuelta con la botella, refrescos de limón y dos vasos con hielo. Sirvió la bebida, nos sentamos en la puerta, y comenzamos a charlar. Me comenzó a hablar de las tías que había conocido desde que había llegado a Londres, y que no se lo pasaba ...
    ... realmente bien, que conseguir sexo era muy fácil, y ya no se excitaba facilmente, que follaba de forma mecánica. Conforme avanzaba en la conversación su lengua y labios jugaban con el hielo del vaso. Aprovechando su mirada ensimismada, no podía dejar de mirar como el hielo entraba y salía de su boca, y como, al estar sentado, se le marcaban los huevos en los pantalones. Entendía perfectamente lo que decía porque yo, últimamente no me lo pasaba bien con mi novia, lo hacíamos en todos sitios, pero el morbo y el deseo, lo animal del sexo, había ido desapareciendo poco a poco. De repente Jose me miró a los ojos, y se dio cuenta de que le estaba mirando la polla, de hecho estaba babeando de deseo. De inmediato, levante la mirada y me puse colorado. Él se quedo callado, me dio un toque en la pierna –Sígueme!-, se levantó y nos dirigimos dentro del hotel. Le advertí que nos la íbamos a cargar si nos pillaban por allí dentro, pero él dijo que no pasaba nada. Empezamos a bajar corriendo las escaleras de incendios, y pasamos por una serie de pasillos que yo no conocía todavía; al pasar por el pub cogimos otra botella de vodka y finalmente desembocamos en la piscina climatizada. Encendió las luces, y le vi su cara de excitación, de morbo por estar haciendo algo arriesgado, me miró y rápidamente se quitó la chaquetilla y la camisa –a qué esperas, venga, desnúdate, y báñate conmigo-. Una parte de mi me decía que aquello era arriesgado pero la situación y sobre todo Jose en slips, con sus ...
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