1. Primera ves mi cuñada y yo


    Fecha: 06/03/2018, Categorías: Incesto Autor: flowhot, Fuente: RelatosEróticos

    ... moverla con más vigor hasta sacudirla. Sólo después varios intentos escupió a duras penas unas palabras con las cuales quería decirme que estaba bien allí. Y allí la dejé; me puse a desayunar sentado en el sofá a su lado con su cabeza rozándome la pierna. Miré todo su cuerpo de arriba a abajo y me di cuenta que llevaba el pantalón desabrochado (seguramente por comodidad) y que por la abertura se asomaba un tanga negro transparente. Noté un principio de erección. Y tuve una idea. Había comprobado que tenía el sueño profundo, a lo mejor si le acariciaba solo un poco no se daría ni cuenta. La moví otra vez tomándola por el hombro para ver si se despertaba. No lo hizo. Esta vez no solté el hombro; empecé a bajar despacio por el brazo, tembloroso, un poco por el miedo a que se despertara y un poco por el hecho de estar tocando a mi cuñada durmiendo. Su brazo estaba apoyado encima de su vientre, cruzándolo en diagonal, así que no me fue difícil pasar al seno. Empecé a bajar con mi mano siguiendo el canal hasta que media mano se introdujo dentro de la camisa, con los dedos que se deslizaban por debajo del sujetador. Manoseé su seno izquierdo unos segundos. ¡Que rico! Era suave, carnoso, firme y sustancioso. Mi miembro estaba ya bien tieso. Volví a mirar la tanga que se asomaba entre los jeans y no lo pensé dos veces: saqué la mano, la llevé hasta el ombligo que quedaba descubierto y comencé a bajar. Llegué al elástico de la tanga y, presionando un poco su vientre, enfilé mis dedos ...
    ... hacia dentro. Cuando rocé su vello con la yema de mis dedos mi pene se puso todavía más duro de lo que ya estaba. Lo acaricié un poco y volví a bajar... pero saqué enseguida la mano: no, no podía hacer aquello, era mi cuñada, estaba durmiendo... Me fui corriendo al lavabo, me desnudé, me puse en la ducha y me masturbé descargando todo mi semen y mi excitación. Pero mi tormento, mi obsesión, mi locura, no hacía nada más que empezar... Se dio la casualidad que mi mujer salía de casa a las 8.00 de la mañana y volvía casi a la hora de cena, mientras que mi cuñada y yo teníamos horarios de trabajo similares, por la tarde estábamos los dos en casa y muy a menudo coincidíamos para comer así que, con el pasar del tiempo, tomamos la costumbre de comer juntos todos los día, o casi, en la sala o en la terraza, después yo me quedaba a ver algo de televisión y Katy se iba a dormir su rigurosa siesta que nunca duraba menos de una hora. Habían pasado tres semanas desde el día en que la encontré dormida en el sofá; afortunadamente no se había dado cuenta de nada, como ella misma me dijo ni siquiera recordaba que yo había intentado despertarla y que ella me había contestado de dejarla allí. ¡Vaya que sueño profundo tenía! No se me había vuelto a pasar por la cabeza de volver a hacer lo que hice con ella aquel día, pero, durante aquellos días de finales de mayo, ella comenzó a andar por casa con unos shorts rosas muy ajustados y una camiseta blanca de tirantes que ofrecía una buena vista de sus ...
«1234...10»