1. Primera ves mi cuñada y yo


    Fecha: 06/03/2018, Categorías: Incesto Autor: flowhot, Fuente: RelatosEróticos

    ... magreando todo su sensual e indefenso cuerpo y seguí masturbándome delante de ella. Eso sí, ya no me iba a acabar en el lavabo porque me traía pañuelos que ponía delante de mi prepucio cuando estaba a punto de correrme. Evidentemente no lo hacía cada día, pero sí unas dos o tres veces por semana. El tiempo pasaba y los días se hacían más calurosos y ella comenzó a dormirse sin ropa. Un día la descubrí solamente con su ropa interior. Estaba boca abajo, el cabello suelto y libre encima de su espalda desnuda y una tanga negra de hilo que resaltaba la redondez de su culo. ¡Daba ganas de comérselo! Si hubiera estado seguro de que no se despertaría me hubiera puesto encima y me la habría cogido por mucho que fuera mi cuñada. Con esta idea mi pene se puso duro de inmediato. Le dí un beso en la boca, que se había convertido en hábito, me saqué mi miembro y me la empecé a menear suavemente. Con la otra mano acaricié su espalda y bajé apenas rozándola con las yemas de los dedos hasta llegar a su precioso culo, Le tome una nalga a mano abierta, pasé por encima del hilo de tela y acaricie la otra. Necesitaba la otra mano. Dejé de tocarme y toque las nalgas con ambas manos y empecé a acariciar suavemente. Acerqué mi cara a su culo; su típico perfume que tanto me gustaba se mezclaba a un olor nuevo y fuerte, un inconfundible olor a sexo. Mi excitación subió. Empecé a besar su trasero con avidez hasta que mi miembro tocó una parte de su cuerpo con el prepucio: era su mano que tenía a ...
    ... lado de su cadera con los dedos ligeramente encorvados. Y se me ocurrió una idea. Era demasiado tentador: su mano allí, en espera, deseando me de placer. Afortunadamente la cama era lo bastante alta, cosa que facilitó el éxito de mi propósito. Separé un poco las piernas hasta que mi miembro se halló a la altura de su mano, lo coloqué encima de ésta ayudándome con mis manos y le cerré los dedos alrededor de mi pene. Se quedaron un poco sueltos pero no importaba. Empecé a moverme hacia delante y hacia atrás simulando una masturbación hecha por mi cuñada. El calor del contacto de mi miembro con su mano estaba llevando mi excitación al límite. Empecé a moverme con un ritmo más elevado mientras que con una mano volví a tocar su culo. Ya no podía aguantar más. Justo a tiempo saque mi miembro venoso de su mano y a correrme en el pañuelo gozando como nunca lo había hecho. ¿Qué había hecho? Había ido demasiado lejos. Si Katy se hubiese despertado encontrándome con mí pene erecto a punto de estallar en su mano habría armado un escándalo, en lo mejor de los casos denunciándome y acabando conmigo. ¡Qué equivocado estaba! Sin embargo, los sentimientos de culpa duraron muy poco. A los dos días estaba que no aguantaba. Quería mas, quería un poco mas de Katy. Después de comer ella se fue a la cama como siempre. Yo esperé unos 20 minutos y entré en su habitación. También aquel día no llevaba nada más que una tanga, un precioso y diminuta tanga negra de encaje que dejaba adivinar el vello y la ...
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