1. Nuestra soledad nos traiciona (1ª parte)


    Fecha: 06/03/2018, Categorías: Incesto Autor: stukka15, Fuente: CuentoRelatos

    ... pero bromeando me los rasuró con mucho cuidado hasta que quedaron relucientes igual que mi pene. Solo dejo un pequeño bello bien delimitado antes del pene. ― Listo, ves que fácil fue y sigues completo amor mío. ― Eso espero. ― Ahora te toca a ti amor, nada más te quito el bello de alrededor y listo. Después de terminar, me subió el bóxer y el pans sin que la erección disminuyera un ápice. Me puse en pie con la sensación de algo extraño en aquella zona, nunca antes vista y tocada por dama alguna, después de mi pubertad. ― ¿Cómo te sientes? ― Extraño. Sin decir más, Sandra se recostó en la misma posición que yo estaba mientras me hincaba junto a ella. Apenas me acomodé, flexionó su cintura hacia arriba como haciendo un ejercicio y se bajó la pijama y su panty impecablemente blanca, hasta mediados de su muslo. Ante mi surgió una escena diferente a lo que imagine, su bello era un matorral asombrosamente erótico que no dejaba mirar en su interior su blanca piel; además veía claramente sus labios vaginales, igualmente cubiertos de bello aunque en mucha menor densidad, pero lo que más me impresionó es que todo estaba empapado. Obviamente se vino mientras me rasuraba. ― Me da un poco de pena que trabajarás en lo mojadito pero no pude evitarlo. ― No te preocupes no hay problema. Mientras comenzaba a recortar el largo bello, apreciaba lo hermoso de su cintura desnuda, lo erótico de su monte de Venus y sus sensuales labios hinchados pero virginalmente sellados. Recorte su bello, ...
    ... retirándolo a la vez hasta que percibí su blanca piel, luego le di forma de rectángulo alargado hacia abajo. Al llegar a sus labios, le pregunte si los rasuraba a los que dijo que sí y procedía a separar un poco más sus piernas para lograrlo. Sandra me detuvo y se cambió de posición, se quitó completamente la pijama y panty sentándose frente a mí. Abrió las piernas y se recostó cerrando los ojos. La vista era soberbia. Ver las piernas abiertas de mi única hermana, mostrando su concha completamente virgen a mi disposición era inexplicable. Además apreciaba el corte de su bello que lucía con algunas imperfecciones que debía rasurar. Toque sus labios para iniciar la rasurada, eran de una textura suave en extremo, inicie el proceso cuando percibí que apuraba un orgasmo. Un enorme chorro de líquido empapo la zona trabajo, sus manos bloquearon el golpe del fluido evitando así, que me empapara. Seque la zona con la toalla y seguí con más prisa, mientras Sandra se volvía a recostar ahora más relajada. Termine y retorne al monte de Venus para rasurar los bordes esperando que luciera perfecto. Terminado el trabajo, peine su bello sobrante, limpie sus labios vaginales y admire aquel paisaje. Su coño era ahora hermoso, alineado, sus labios vaginales provocativos al igual que sus insinuantes piernas abiertas. Sus ojos seguían cerrados y parecía esperar a que le pidiera vestirse. Su ano era invisible en esa posición, pero decidí arriesgarme. ― Date vuelta, debo recortar el bello entre tus pompis. ...
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