1. Con Arturo lejos de casa (parte 2)


    Fecha: 05/04/2024, Categorías: Bisexuales Autor: esrkytorazul, Fuente: CuentoRelatos

    ... abultaba irremediablemente. Me sentía excitado y seducido. Era todo tan raro y placentero a la vez.
    
    El acariciaba mis nalgas por encima de mi bóxer y eso era muy excitante e irresistible. Su aliento chocaba en mi nuca y por vez primera experimenté la seducción masculina. Su pene duro bajo el algodón de su prenda se pegaba entre mis nalgas y esa sensación me daba un cosquilleo agradable en todo mi cuerpo. Arturo bajó mi prenda un poco y miró mi culo al desnudo.
    
    A: Dios mío, y velludito lo tienes. Mis preferidos. Amigo, tú eres un encanto.
    
    R: ¿En serio? ¿Te gustan así?
    
    A: Uf, pero no sabes cuanto, hm
    
    Yo sabía que no habría marcha atrás. Que yo me estaba entregando a los abismos de una experiencia sexual profundamente magnética. De pie, allí junto a la cama, de espaldas a la TV, Arturo me respiraba al oído. Su mano derecha hurgaba y manoseaba mi pene endurecido que él mismo se encargó de liberar de mi ropa mientras su mano izquierda apretujaba con ganas y de forma algo ansiosa mis nalgas. Sentirlo allí, detrás de mí, en actitud de macho era tremendamente erótico.
    
    A: La tienes dura, papi. Eso quiere decir que te gusta esto. ¿Verdad? – me preguntaba al oído con voz baja y desgarrada.
    
    R: Si, sí, sí, me gusta – le respondí arqueando mi cuello hacia detrás casi pegando mis orejas a sus labios cálidos.
    
    A: Que rico que te guste. Yo sabía que te gustaba esto. Voy a ser tu macho.
    
    Cuando dijo eso, un placer inesperado, femenizante me invadió y la erección se ...
    ... me hizo aún más tensa. Erección que él ayudaba a mantener viva al no dejar de tocar mi verga.
    
    A: Dime. ¿Me dejas que sea tu macho esta noche? – me lo preguntó entre jadeos casi besando mis oídos.
    
    R: Si-i-i-i, por favor. Tu eres, eres, eres mi macho.
    
    No sé porque sentirme así era tan morboso. Oírle decir eso, que él era mi macho, me sacaba un profundo placer desconocido. Algo de mi esencia animal más escondida y necesaria.
    
    Me desnudó sin prisas. Me quito mi franela entre caricias y tumbo al suelo mi prenda interior. Yo me hallé así, desnudo, completamente desnudo ante un hombre. Esa sensación que pasa como algo banal en las escenas porno, no lo es en absoluto en el mundo real. Las sensaciones que produce sentirte libre de tus ropas y que otro semejante te mire tu desnudez con deseo animal es placentera, muy placentera.
    
    No sabía yo bien que hacer, donde ponerme o que no hacer. Solo me dejaba llevar de las manos del macho. Y eso me encantaba. Me pidió entonces que me sentara al borde de la cama. Lo mire de frente por fin. Su mirada era distinta ahora, tenía un brillo fulgurante. El deseo era galopante. Su boca estaba más rojiza, relajada, como si le hubieran engrosado repentinamente los labios. Lo noté más varonil que nunca. Su franela blanca aun la tenía puesta, su pijama haciendo uno ocho, alrededor de sus pies descalzos y su bóxer negro ahora si abultado, muy abultado. Su verga estaba dura, acomodada un poco hacia un lado, se podía entrever en el relieve del ...
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