1. Con Arturo lejos de casa (parte 2)


    Fecha: 05/04/2024, Categorías: Bisexuales Autor: esrkytorazul, Fuente: CuentoRelatos

    Un silencio total se apoderó de esa habitación, interrumpido solamente por los comentaristas deportivos del partido que estaba a punto de reiniciar en su segundo tiempo. Yo sentía cierta paz inquietante después de haber develado ese secreto tan delicado a otro hombre.
    
    No, esta vez no se trataba de un fulano de tal anónimo, escondido tras el escrito de un chat con el que sabes de antemano que no te vas a ver nunca, ni sabrá cuál es tu nombre verdadero, no. Esta vez yo hablaba con un hombre, real, de carne y hueso a quien miraba de frente a sus ojos, que sabía mi nombre, que estaba allí, sentado a mi lado, tan tangible que podía tocar con mi mano, que me tenía abrazado como consolándome. Como hace un amigo de siempre muy a pesar de lo recién conocidos. Eso lo cambiaba todo.
    
    Arturo se fue a orinar al baño cuya puerta quedaba al extremo de la habitación. Se podía escuchar chorro de sus orines caer en la taza mientras yo miraba la tv un poco distraído. El celular que había dejado justo en la cama, a mi lado, comenzó a sonar. En la pantalla se podía leer en dos líneas “ClaudiAmor está llamando”. Arturo gritó.
    
    A: Oye, que pena, ¡me pasas el celu por favor! Es mi mujer.
    
    Tomé el celular, me levanté y se lo llevé con diligencia. La puerta estaba apenas entreabierta. Podía divisar desde afuera a Arturo que estaba de pie y de espaldas frente a la taza que ya casi no sonaba. Al parecer, estaba ya en las últimas de su micción.
    
    R: Toma – le dije tímidamente desde afuera y ...
    ... medio empujando la puerta.
    
    Me dijo que pasara porque desde afuera era cierto que mi mano no alcanzaba a entrar tanto como para que él pudiera tomar el móvil. Abrí completamente entonces y me ubiqué bajo el vano de la puerta. El teléfono sonaba todavía y él se daba las sacudidas finales habituales de después de mear. Extendí mi mano para que el pudiera tomarlo, pero la llamada se perdió. Él, de todos modos, se giró entonces para tomar el celular. No pude evitar ver lo que vi. Todo fue muy rápido. Por unos segundos su pene nítido, desnudo, colgando inerte entre su calzoncillo acomodado debajo de sus bolas, lucia ante mis ojos con una potencia arrolladora. Un vello púbico bien arreglado de hilos finos encima de su piel clara coronaba con decoro ese miembro liberado de las ropas.
    
    Un golpe de pudor me hizo alzar la mirada torpemente que se estrelló con la de Arturo. El, con gesto sereno, se había dado cuenta que mi mirada acababa de explorar con interés la geografía de su sexo. Me sentí incómodo, delatado, pillado, a pesar de que fue él quien se giró de forma total y deliberada. Simplemente le quité la mirada y salí disparado del baño hacia la cama y continuar viendo el juego. Después de todo, yo había ido al baño a llevarle su celular.
    
    Me senté en la cama, algo ofuscado, nervioso y a la vez estimulado. Procesando en ese instante lo sucedido en el baño. ¿Porque se giró así para tomar el celular? ¿Era necesario eso? ¿No le bastaba acaso con extender su mano izquierda, tomar ...
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