1. Con Arturo lejos de casa (parte 2)


    Fecha: 05/04/2024, Categorías: Bisexuales Autor: esrkytorazul, Fuente: CuentoRelatos

    ... el móvil y con la otra seguir sosteniendo su pene si acaso lo requería? ¿Fue una torpeza de su parte o bien buscaba adrede que yo le viera su miembro? Arturo hablaba con su mujer en el baño, al parecer ella volvió a llamar o tal vez el devolvió la llamada. El punto es que, a más de toda la incomodidad que me invadía, la imagen viva de su pene rosado colgando se había fijado en mi mente como una luz potente que erotizaba mis pensamientos.
    
    A los pocos minutos Arturo salió del baño, se despedía de su mujer al venir andando hacia la cama. No dijo nada. Solo se sentó nuevamente a mi lado, justo donde estaba antes de irse al baño. Yo me puse tenso. No quería mirarlo a la cara. Me sentía como un pedazo de tonto. Me hice el concentrado en el juego, pero no lo estaba en absoluto. Las cervezas me tenían algo mareado. Hubo un silencio glacial por unos pocos, pero eternos minutos.
    
    A: Oye, que pena lo del baño, te soy honesto, no sé bien porque, pero quería que me la vieras.
    
    Rompió el silencio así no más. Muy a su estilo, certero y directo que lograba sorprenderme e inquietarme.
    
    R: ¿Ah sí? ¿Y eso? ¿Porque querías mostrármela? – respondí con creciente interrogante y susto en el cuerpo.
    
    A: Es que no sé, tal vez porque estábamos hablando de esas cosas y no sé, no sé, realmente no lo sé. Creo que estoy ya medio borracho.
    
    No dije nada. Simplemente quería saber si él iba a agregar algo más. Y así fue.
    
    A: Dime ¿Te molestó cuando me la viste?
    
    Otra vez me supo descolocar ...
    ... con una de esas preguntas incomodas que no dejaban salida y que yo no sabía cómo responder. Pero esta vez, el alcohol ya jugaba a favor de la desinhibición. Además, a estas alturas, la confesión más difícil ya yo la había hecho. Responder abiertamente ahora, me resultó más fluido y natural. Yo mismo me sorprendí de sentirlo así.
    
    R: Pues, ¿qué te digo? Creo que no me molestó.
    
    A: Está bien. Tranquilo. Me encanta tu franqueza. Ya sabemos cómo es esto. No tiene nada de malo.
    
    Sentí un miedo aterrador, pero quería ser honesto. No quería que él pensara lo contrario cuando en el fondo, sí me había gustado mirar su pene y más aún, me gustaba hallarme en esta situación, a pesar del nervio. Arturo continuó.
    
    A: ¿Te digo algo?
    
    R: Dime – dije con voz nerviosa.
    
    A: Con todo lo que he aprendido, visto y vivido. Yo puedo estar seguro, sin miedo a equivocarme, que, a ti, las vergas te gustan.
    
    Fue una sentencia certera. Me sentí desnudo frente al mundo cuando me dijo eso. Extrañamente, experimenté un alivio al escuchar eso. Al saber que no era yo quien tenía que decir esa afirmación, sino que era él mismo quien lo había deducido a manera de conclusión con la certeza de un científico después de haber probado sus hipótesis.
    
    Por vez primera vez desde que salí disparado del baño, le miré a los ojos. Su mirada era serena y transmitía el brillo de extraviado que da el trago, pero también mucha bondad.
    
    R: Como tú dices. Uno es curioso.
    
    Otra vez se arrimó y me abrazó con la ...
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