1. La novicia que no llegó a profesar al probarme


    Fecha: 25/04/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: El Manso Embravecido, Fuente: CuentoRelatos

    En 1992 todavía existía la mili. Las únicas formas de librarte de ella eran: hacerte insumiso y pasarte una buena temporada a la sombra, como un vulgar delincuente; hacerte objetor de conciencia y trabajar gratis para una ONG católica como la Cruz Roja, mientras observas los coches de alta gama que manejan sus directivos; o alegar una enfermedad que te excluya del servicio militar. Esta última opción fue la mía.
    
    Tuve que ir a Madrid a un hospital militar a hacerme unas pruebas médicas. Estuve allí ingresado 15 días. Coincidió con las Navidades y en la capilla del hospital había un grupo de novicias dirigidas por una monja. Estaban ensayando unos villancicos para la gran misa del 23 de diciembre en la que asistirían casi todos los médicos y médicas militares, vestidos de gala.
    
    Cada vez que bajaba de planta a otro lugar del hospital para hacerme alguna prueba, como me quedaba de camino la capilla, pues entraba a observar los ensayos.
    
    Había una novicia, a la que llamaremos Ángeles para no violentar su intimidad, que se sonrojaba y bajaba la vista al suelo cada vez que yo le decía algo. Era muy hermosa y muy cándida.
    
    La directora me comentó que harían el concierto a capela, pues la organista que tenía que llegar para el día señalado al final no podría venir. Yo al ser músico, no lo pensé dos veces y me ofrecí para tocar la guitarra y hacer más ameno el recital.
    
    Yo, un punk, ateo y ácrata, tocando con unas monjitas en un concierto navideño en un hospital militar. ...
    ... ¡Quién me lo iba a decir! Pero es que tiran más dos tetas que dos carretas y para pasar más tiempo al lado de Ángeles, los ensayos eran la excusa perfecta.
    
    Los caminos de Lucifer son inescrutables y si para pervertir y descarriar a una futura esposa del Señor había que fingir ser católico, monárquico y amante de la vida castrense, pues se fingía. Pensar que le iba a asir una esposa al polígamo de Dios, me causaba una gran satisfacción y mucho morbo.
    
    En la planta del hospital dedicada a los soldados había poco que rascar. Se podía intentar algo con una médica muy despótica que no hacía más que decirme:
    
    –Tú no te libras de la mili. Por mis santos ovarios que te vas a tragar los 9 meses de servicio militar. Ya me encargaré yo de que en el Tribunal Militar echen para atrás tu solicitud y estas pruebas médicas que estás haciendo.
    
    Daba un buen perfil para dómina esta facultativa. Pero me centré más en desflorar a mi novicia virginal.
    
    En uno de los ensayos le escribí una nota a Ángeles para dársela en un momento en el que pillara despistada a la monja directora y a sus compañeras. No era fácil, pues había dos novicias que eran muy chafarderas y chismosas y si hacías algo que levantara una mínima sospecha podía montarse una buena en aquel hospital de mojigatos y pacatos.
    
    En la nota puse algo similar a esto:
    
    “Mi querida Ángeles. Me gustaría verte a solas esta tarde para poder charlar tranquilos. ¿Qué tal en la sala de estar de la planta 12 a las 17 h? Si no te va ...
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