Helena y un alto en la autopista - Relatos Eróticos

Helena y un alto en la autopista

Helena y un alto en la autopistaHelena y yo formamos una buena pareja. Somos compañeras de trabajo, ambas casadas, jóvenes, bastante atractivas y… bisexuales. Nuestros maridos apenas se conocen de algunas reuniones, pero no son amigos. Ni siquiera tienen sospechas de nuestra relación clandestina, ya que siempre arreglamos nuestros encuentros sexuales en horario de trabajo.Una sola cosa me diferencia de Helena, mientras yo le soy fiel a mi marido, en términos de no coger con otros hombres, ella por el contrario, quiere hacerlo a diario y por eso busca amantes que la satisfagan en cualquier momento y lugar.Hace unos meses la Empresa nos envió a ambas a Mar del Plata, para participar de un congreso internacional relacionado con nuestra actividad, el turismo. El paseo duró cuatro días, que fueron bastante intensos, ya que tuvimos tiempo libre para disfrutar de la ciudad y de nosotras mismas sin tener que escondernos tanto… hasta compartíamos la habitación del hotel. Pero todo lo bueno alguna vez se termina, así que después de esos agitados días de desenfreno emprendimos el regreso.El trayecto por la autopista parecía más largo que lo habitual y se estaba poniendo pesado debido al denso tráfico. Yo estaba manejando bastante aburrida, hasta que observé a Helena tocándose por debajo de su falda. Le pregunté si estaba caliente y me respondió que ya no podría aguantar más. Sabía que su esposo también estaba de viaje por un par de días y que realmente necesitaba desahogarse en ese ...

... momento con una buena verga dentro de su cuerpo. Me rogó entonces que nos detuviéramos en la primera estación de servicio que hubiera y levantáramos algún camionero dispuesto a pasar un buen rato con ella.Unos minutos después paramos efectivamente en un pequeño restaurante al costado del camino y entramos para ver si teníamos suerte.Helena pareció un poco decepcionada, ya que, si bien el estacionamiento estaba colmado de autos y camiones, había muy pocos hombres solos en el lugar.Sin embargo uno de ellos le llamó la atención, degustaba solitariamente una cerveza y parecía un poco aburrido. Era joven, bastante corpulento y bien musculoso.Nos sentamos en una mesa cercana y Helena me dijo que había elegido a ese tipo.El plan era llevarlo al baño de hombres, donde podrían coger sin ser m*****ados. Así que Helena se incorporó, me comió la boca con un húmedo beso y caminó hasta pasar cerca del hombre sentado, rozándole el costado de un brazo con su redondo culo. El tipo la miró de arriba a abajo, deteniéndose en sus increíbles curvas. Ella murmuró unas disculpas y siguió su camino hacia el baño, siempre balanceando provocativamente sus caderas. Al llegar a la puerta se volvió para dedicarle otra inequívoca mirada, para hacerle entender que lo estaba llamando.Dos segundos después el hombre se levantó de su mesa y caminó disimuladamente hacia la puerta por donde había desaparecido mi amiga, mirando de reojo para ver si alguien más se había percatado de lo sucedido.Dejé pasar todavía otro ...