1. ¡Mi hermana, mi mujer, uf! - Epílogo a cargo de Ana


    Fecha: 18/05/2018, Categorías: Incesto Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... labios enmarcaban lamiéndole dientes y lengua. Después de esto me dejé caer sobre la cama, acurrucada a su lado; pasé brazo y pierna sobre su pecho y piernas, atrayéndole hacia mí estrechándome más a él para abrazarle mejor. El enervamiento que antes sintiera poco a poco se desvanecía, sustituido por una dicha placentera, tranquila y sosegada, que me fue devolviendo la calma. Mi mente volaba sumida en dulces pensamientos. Me decía: “Soy tuya Dani, tuya de por vida; y tú eres mío pues me amas tanto como yo a ti. Lo sé Dani, lo sé. Recuerdo tus miradas de adolescente y eso no me engaña” Sumida en estos pensamientos y acunada por la laxitud que me arropaba, poco a poco me fui amodorrando cayendo en una especie de sopor. Así pasé un rato, no sé cuánto, si largo o corto, hasta que, de pronto, desperté, inquieta, casi asustada… Y me dije que estaba loca por esos pensamientos que antes tuviera: Yo, desde luego, soy y seré siempre suya, pues soy incapaz de amar a más hombre que a él; pero él es de Gloria, su esposa, y de sus hijos. Nunca podrá ser mío, pues yo nunca me interpondré entre ellos, pues, finalmente, podría apartarle de sus hijos; y eso, mi amor no lo consentirá, nunca me lo perdonaría. Tenía, pues, que renunciar a él, aunque eso me rompiera el corazón, el alma Así que, con el corazón roto, me decidí a despertarle “Dani despierta. Te voy a preparar algo de cena antes de llamar a Gloria y decirle que en unas horas regresaras a casa” ---------------------------------- ...
    ... Habían pasado casi tres meses desde que Dani viviera a casa aquella maravillosa tarde de sábado cuando, regresando a casa una tarde tras ir con mis hijos a un burger, encontré en el buzón un sobre a mi nombre y con el simple remite de “Dani”. Intrigada abrí el sobre y leí esta carta de mi hermano. “Mi amada Ana. Hoy me dirijo a ti para rogar tu perdón por cuanto te hice aquella tarde en tu casa, pues sé que te hice daño, mucho daño, y eso, el daño causado, sinceramente, lo lamento en el alma. Mas eso no significa que me arrepienta de nada, pues no puedo arrepentirme del momento más feliz de mi vida, cuando por primera, y sé que única vez, supe lo que es amar a quien únicamente quieres y has querido siempre. Cuando aquel día llegué a tu puerta no llevaba ningún propósito preconcebido; ni sé por qué estaba allí, sólo sé que cuando subí al coche tu casa me atraía como un imán. Y cuando abriste la puerta vi ante mí a la más hermosa y deseable de las mujeres, como nunca te viera antes. Y en todo mi ser estalló la mezcla de celos y rabia por dejar que Andrés gozara lo que con tanto ardor yo te rogara en la piscina. Parecía que incluso te recreabas en mis celos, en el dolor al verte con Andrés. Pero la rabia era fría, no el arrebato del momento; era consciente de todo cuanto te hice y conscientemente lo hice. Quería humillarte, causarte el mayor daño posible, y ¿qué mayor humillación, mayor daño, que violarte? Pero al penetrar en ti, al sentir cómo tu sexo recibía al mío y sobre todo, al ...
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