1. Cunnilingus a Melina, la pendeja


    Fecha: 23/05/2018, Categorías: Grandes Relatos, Sexo Oral Autor: dandar, Fuente: CuentoRelatos

    ... puerta de cuarto. Pese a la oscuridad, advertí la silueta de Melina. Y a continuación, su voz. - Beto, ¿estás durmiendo? Dudé si responderle o hacerme el dormido. Afortunadamente, triunfó la curiosidad de saber que quería. - Casi… pero pasá Melina, prendé la luz, la llave está al lado; ¿Qué necesitás? –contesté, mientras me senté en la cama. - No, nada… Disculpame, pasa que Carlos se tiró en la cama y quedó dormido al toque… ¿Puedo charlar con vos hasta que me de sueño? Ella, descalza, tenía encima una remera y un pantalón de gimnasia. - ¡Ja ja ja! ¿Se durmió? ¡Qué tarado! ¡Eso no se le hace a una mujer! Pero también, ¡con el pedo que tenía! Dale, no hay drama, charlemos. Pero pará, voy a buscar algo para tomar. Vos sentate en la cama, yo me traigo una silla. –propuse. - ¿Qué tenés para tomar? - Agua, gaseosa, cerveza, vino tinto, tequila… ¿Qué preferís? - Y, si me acompañas, tomemos un poco de tequila, con hielo… En la cocina, mientras ponía en una bandeja dos vasos, la botella, hielo y papas fritas, intenté adivinar las intenciones de Melina. “Si Carlos se durmió, tal vez ella se quedó con las ganas de coger, y se las quiere quitar conmigo…Pero no, soy un fantasioso; más de quince años le llevo de diferencia… Sólo quiere matar el tiempo”. Al regresar al dormitorio, la pendeja esta sobre la cama, de rodillas. Charla caliente Perdí la noción del tiempo, sólo sé que ambos tomamos tres vasos de tequila. La charla fue animada, hasta que Melina me preguntó: - ¿La extrañás a ...
    ... Sonia? Es una lástima que hayan cortado. - La verdad, la recuerdo bien, pero no la extraño. - De lo que si estoy seguro, es que no se separaron por el sexo. Entre mujeres nos damos cuenta, y a mi amiga se la veía que en eso estaba feliz… - Si, acertaste, en eso andábamos muuuy bien… -aseguré, mientras llené nuestros vasos. - ¿Es cierto lo que me contaron de tus habilidades y dotes? –me preguntó, pícaramente, Melina. - No sé qué te contaron… -respondí con la mejor cara de boludo que pude. Sabía a qué se refería. - Que la tenés grande… y que sabés como hacer explotar a una chica… - ¡Bueno!, ¡no es de hombre andar contando lo que uno hace en la cama! - Entonces, sos el primer hombre que no lo hace. ¡Todos los que estuvieron conmigo, y los que no, contaron lo que hice y lo que no, también! Bajé la mirada. La charla se deslizaba a zonas calientes y estaba confundido. Sabía que Melina era trola, pero también calientapija. “Se divierte haciendo que los tipos se pajeen por ella”, me contó Sonia. Y no quería que mostrarme como pajero. Para romper el clima, dije: - Voy a buscar hielo, ya vuelvo. - No demorés… Caminando hacia el dormitorio, antes de entrar, propuse: - Melina, ponete cómoda, acostate, dormí en mi cama; yo voy a dormir al sillón… Lo que vi me dejó con la boca abierta: la pendeja continuaba arrodillada sobre la cama, pero se había quitado el pantaloncito. ¡Y estaba mostrando su preciosa conchita! “¿Vos sos tonto?” Sin pronunciar palabra, la miré de arriba abajo, puse tres cubos ...