1. Recuerdos de Sandra - Segunda Parte


    Fecha: 09/06/2018, Categorías: Zoofilia Autor: strayxsuperfan, Fuente: SexoSinTabues

    ... Sandra al entrar por el zaguán al patio. Ella enrojecía ahora sin control. Alejandro y su hermana Tania batallaron para meterlos a la casa. No es cosa fácil controlar a tres enormes machos que han descubierto una nueva hembra, pero lo lograron. Al regresar Tania sólo le susurro al oído que no se preocupara, que de repente también hacían algo parecido cuando ella estaba ovulando. "Ellos se dan cuenta", decía. Notaba que Héctor intentaba ignorar el suceso y que Alex parecía ahogar un par de comentarios sucios, por la mirada que le echó a Tania. Evidentemente ellos no sabían ni sospechaban que ella había fornicado con una bestia, pero se sentía tan incómoda que, haciendo acopio de toda la gracia que sus papás le dieron, que era mucha, logró preguntar por el baño y salir huyendo discretamente. El día que hicieron oficial su ascenso, Sandra llegó temprano a casa, pero no tan temprano como de costumbre. Era mayo 2013, y le faltaban 4 meses para cumplir 28 años. Gandalf tenía poco más de 6 años y era un perro adulto, fuerte y egoísta. Podría decirse que ambos estaban en la misma etapa biológica. Si él fuera humano estaría entre 30 y 35 años, la edad de las personas que pretendían ahora a Sandra. De hecho su novio tenía 31 años, pero era materia aparte. Ni siquiera lo había presentado a sus papás, como a otros de los que ellos tampoco habían llegado a enterarse. Pero César había dejado de ser un acostón hace unos meses. No es de extrañar que no pocas de sus parejas le reclamaran la ...
    ... cercanía con su mascota. Incluso algunos de ellos tampoco consiguieron cogérsela en su departamento desde que se mudó a principios del 2010 a Cuernavaca, pero tampoco en la casa que rentó después. César solo lo hizo un par de veces, pero inevitablemente la actitud de Gandalf les hacía saber a cada uno de ellos que no eran bienvenidos. Además, a pesar de lo hermosa y cachonda que se veía desnuda Sandra con esa combinación de cabello castaño, ojos verdes y pequeño tamaño, que invitaba a hacerle lo que a uno se le ocurriera, el hecho de tener al perro rascando y reclamando por la ventana, o aullando amarrado, desconcertaba e inhibía cualquier erección. El único que entraba sin rugidos de amenaza era Daniel, su amigo gay. Pero él y su perro tampoco eran grandes compañeros. Esa semana había tenido tanto trabajo que no había tenido tiempo de comprarle comida a Gandalf, así que sólo le había dejado menos de media porción en la mañana. Es por ello que, cuando pasó el exceso de trabajo, de inmediato hizo escala por el costal de alimento del perro, compró una hamburguesa y corrió a la pequeña casita en las afueras de la pequeña ciudad, pensando en el desorden que su mascota-amante habría hecho por el hambre. El horror. Tantas cosas por hacer y ya era tarde: alimenta al perro, limpiar el desorden probable, darle un bocado a su hamburguesa, bañarse, preparar todo para tomar carretera al D.F. por la mañana e ir al festejo por su nuevo puesto esa misma noche. Era una ventaja no haber tenido ...
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