1. Mi esposa y el brasileño


    Fecha: 13/06/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... gustaba muchísimo, estaba hospedado en el mismo hotel y le había propuesto subir a su habitación. Sofía le había dicho que era casada y que yo estaba ahí, a lo que él le dijo que podía subir también. Yo le dije que estaba dispuesto a todo y ella me dio un beso de agradecimiento. Regresamos a la discoteca y al presentármelo, tuve una buena impresión del negro. Se llamaba Mauro y era brasileño. Estaba en un viaje de negocios y había salido a divertirse un rato. Me comentó que mi esposa estaba muy buena y que le había llamado la atención su físico menudo, porque era diferente a las que él conocía. Mientras conversábamos, ofrecí varias rondas de tragos. Sofía se veía ansiosa y no pudiendo ocultar la desesperación sexual que la poseía, insistió en la invitación de Mauro. Así que pagamos la cuenta y subimos a su habitación. Era una suite muy espaciosa y una vez en ella entablamos confianza. Nos sentamos a tomarnos unos tragos que él sirvió y continuamos charlando amenamente. Sofía y Mauro, se sentaron juntos en el sofá y ella sin ningún tipo de prejuicio , lo acariciaba. Al acabarse mi trago, decidí servirme otro y me levanté para ir al bar. Al regresar , los observé que no perdían el tiempo: el negro estaba volteado hacia ella y se besaban apasionadamente. Los sensuales labios de Sofía desaparecían bajo los de Mauro, que metía sus manos en la blusa masajeando sus pechos erizados. Fue un largo y profundo beso que los dejó jadeantes. Ella me miró y yo asentí. Entonces se paró y se ...
    ... quitó la ropa, quedando solo en hilo dental. El negro entretanto también se quitaba la suya. Me quedé sorprendido cuando mostró su tremendo pene. Era descomunalmente grande, de unas 12", grueso, muy negro y con la cabeza morada. Se abrazaron nuevamente y se besaron otra vez estableciendo un tremendo juego de lenguas durante un buen rato. Luego él bajó su lengua por el cuello de ella hasta llegar a sus senos, apoderándose de sus pezones y chupándoselos, haciendo que mi esposa gimiera de placer. Esto le produjo el primer orgasmo de la noche. Al cabo de un rato, Mauro la tomó de la mano, llevándola hasta la habitación. Sofía se acostó boca arriba, mientras el negro agarraba su tremenda herramienta y la acercaba a su cara. Ella, que no la había visto bien, lo detuvo apoyando su mano en la pelvis de él. Pero ante la insistencia del tipo, la agarró, primero muy tímidamente y luego empezó a recorrerla en toda su longitud hasta que la sujetó fuertemente empezando a pajearsela. Sofía se quedó mirando la tremenda herramienta del negro pensando si semejante macana le cabía en la boca, pero al final de cuentas era lo que menos le importaba. Sacó su lengua mojando con ella la punta del glande y luego abrió más sus labios arropando la cabezota. Sus movimientos se hicieron más eróticos cuando alojó casi la totalidad del pene y empezó a darle largas y profundas chupadas de arriba abajo. Aquello me puso a mil, pues nunca me había imaginado a mi esposa mamándole la verga a otro hombre con tanto ...