1. Mi esposa y el brasileño


    Fecha: 13/06/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... placer. A pesar de que a mí me encanta, ella nunca me había hecho sexo oral como ahora se lo hacía a Mauro. Inclusive, había momentos en que le chupaba las pelotas cargadas de espumosa leche metiéndoselas una por una. El negro echaba su cabeza hacia atrás gimiendo con el tremendo placer que Sofía le daba, meciéndose suavemente introduciendo y sacando sus 12" de la sensual boca de mi mujer, que estaba completamente concentrada en su papel de mamadora enrollando su lengua en el glande mientras sentía su vagina mojada por el deseo. El tipo, emocionado, la agarró por la cabeza y empezó a cogérsela por la boca. Las piernas de Mauro se tensaron y empujó más profundamente en la garganta de Sofía, hasta que sus vellos púbicos se aplastaba contra los labios de ella empezando a sacudirse. Mi esposa presintiendo que se iba a venir, sacó de su boca la verga del tipo, saboreando el hoyuelo que lagrimeaba el líquido pre eyaculatorio. El negro sin aguantar más, le quitó el hilo dental y se acomodó entre sus piernas. Sofía se relajó respirando profundamente y tomando el grueso pene lo colocó a la entrada de su lubricada raja. El hombre dio un berrido de gusto y se dejó caer sobre ella, enterrándole casi la totalidad de su descomunal verga, mientras mi esposa lanzaba un gemido de placer al sentir perforada sus entrañas. El tipo le empujó las piernas hacia atrás y apalancó su verga dentro de ella hasta el último centímetro. Yo sentí la mía ponerse más dura de lo normal al observar al negro ...
    ... enterrar su torpedo de carne en la dilatada rajita de mi esposa, que ya alojaba las 12" dentro de ella. Nunca la habían cogido tan profundamente. Le estaba entrando hasta los más íntimos rincones de su sexo. Sofía cruzó sus piernas alrededor de su espalda y empezó a pedirle que le diera verga. El negro sacaba su pene mojado por los jugos de ella y volvía a embestir con mayor fuerza hasta pegar sus vellos púbicos a los de mi esposa, adquiriendo un ritmo enloquecedor. Mauro comenzó a gozar el delicioso cuerpo de mi esposa dedicándose mientras tanto a comerle los senos a besos, mordidas y chupones. Ella lo abrazaba por las nalgas atrayéndolo hacia su vulva para una mayor penetración, brindándole sus entreabiertos labios. El negro se apoderó de ellos en un largo y apasionado beso y luego establecieron un tremendo juego de lenguas. Al cabo de unos diez minutos de este sexual y acompasado forcejeo, sus cuerpos sudorosos se convulsionaron con la proximidad del orgasmo. El negro lanzó una última y profunda arremetida contra su vulva, mientras sus testículos se contraían lanzando su descarga de leche caliente hasta lo mas profundo de sus entrañas e inundándole la vagina. Mi mujer aullaba y vibraba con un tremendo orgasmo, como jamás lo había tenido. Sus jugos se juntaban con los de él, chorreándole hasta las nalgas. Nunca me había imaginado algo tan excitante. Acababa de ver a mi mujer mamarle la verga a otro hombre y éste se la culeaba en mi presencia, pero aquello me tenía con la verga ...