1. Con mi suegra mujer madura


    Fecha: 26/06/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: flowhot, Fuente: RelatosEróticos

    Siempre hubo una muy buena relación con mi suegra, podríamos decir incluso una gran amistad. Siendo una mujer sola, madre soltera, sin ninguna presencia masculina en su casa, nunca me coloco problemas al estar con su hija y posteriormente, al casarme y llegar luego de un tiempo a vivir con ella, por motivos económicos, esta relación se acrecentó, ya que ella me veía como el hombre de la casa. Siempre fue muy miedosa, y ahora se sentía mucho más segura con un hombre viviendo bajo el mismo techo. Junto con cuidarlas, pasé a reparar muchas cosas de la casa, cañerías, jardín, alguna puerta, en fin todo lo que un hombre hace en el hogar recibiendo por su parte siempre un trato muy ameno y cordial. Como comenzó, no lo sé, poco a poco, ese contacto diario, millones de conversaciones, vernos a diario, roces casuales, nada específico. Por mi parte, fue algo muy paulatino, aunque sus enormes pechos desde que la conocí me llamaron la atención, pero como a cualquier hombre, nada del otro mundo. Era imposible no fijarse en las tremendas tetas que se gastaba mi suegra. Jamás se me pasó por la mente tener algo con ella, menos con su físico, muy alejado de lo que a mí me gustaba o a su edad y mas siendo la madre de mi esposa. Mi suegra estaba bastante pasada de peso, pero para ser gordita estaba muy bien formada, aparte que esos kilos de más , la hacía contar con unas tetas mucho más grandes que la de su hija que ya era tetona y también un culo el doble de grande. Por su edad y peso, ...
    ... pasaba con dolores de espalda , los que mi esposa atacaba con masajes de vez en cuando, incluso a mí a veces me tocaba a mí hacerle masajes a mi suegra. Yo creo que estos fueron los que desencadenaron todo lo que entre nosotros pasó. En esos momentos, reconozco que me excitaba ver cuando acostada de boca en la cama, desabrochaba su brasier para darme espacio para trabajar, admirando como sus grandes tetas quedaban aprisionadas bajo su cuerpo, sobresaliendo hacia los lados. Me imaginaba a esa mujer de 57 años, con una abstinencia sexual de años, siendo masajeada por su yerno, disfrutando los masajes que yo le daba, quejándose de placer mientras mis manos acariciaban su espalda. Varias veces me dio la impresión que disfrutaba más allá del masaje por los sonidos que emitía cuando yo lo hacía, los que variaban considerablemente cuando no estaba mi mujer presente en la casa. Eran distintos, quizás hasta unos poco más sensuales, claro que a la vez yo alargaba estos masajes estando solos, y de paso darles unos casuales toqueteos al borde de sus tetas, toqueteos casi imperceptibles, solo con la yema de mis dedos, al igual que al comienzo de sus nalgas cuando atacaba la parte baja de su espalda. Fue justamente en uno de estos masajes donde todo cambió. Las cosas con su hija no estaban muy bien que digamos, ya tenía un par de semanas sin ningún tipo de desahogo sexual, y mi suegra con uno de esos dolores de espalda. Ambos solos en casa, mi suegra quejándose y me ofrecí a darle un masaje al ...
«1234»